En términos generales, señala que no hay nada de malo en que cada individuo persiga su interés personal y pretenda extraer la mayor ganancia posible de su actividad, ya que *la mano invisible* del mercado equilibrará todas las fuerzas para que el resultado sea un beneficio para toda la comunidad.

Por supuesto que esta idea de sociedad desconoce la presencia de un **Estado que intervenga**: es el mercado el que **se autoregula y compensa** las desigualdades. Solo hay que dejar que cada persona (o empresa) actúe libremente: al final, todo el mundo sale ganando.

El presidente Javier Milei es -por si hiciera falta recordarlo- un acérrimo defensor de esta idea, y en su reciente disertación en el Instituto de Políticas Públicas de la FIU (Universidad Internacional de Florida), volvió a mencionarla: “Adam Smith hablaba de los mercados libres y los Estados pequeños, y que cada uno guiado por nuestro interés contribuía a maximizar el bienestar general; la idea de la mano invisible”.

Esta es para él **la fórmula que resolverá los problemas** de nuestro país. En una entrevista de la semana pasada con Alejandro Fantino, Milei dejó en claro que sabe por qué ganó las elecciones: “Los argentinos nos votaron básicamente por tres cosas: para bajar la inflación; para que la economía vuelva a crecer, es decir, para que se creen puestos de trabajo de buena calidad; y por la inseguridad”.

Dejando de lado el último punto, sobre el que hasta el momento no se conocen mayores avances además de la fuerte **represión** de uniformados sobre manifestantes en la vía pública, los dos ítems restantes deben ser resueltos desde el plano económico.

Respecto al primero –bajar la inflación-, se evidencia una paradoja: que la inflación está bajando es tan cierto como que lo hace a partir de una *inédita escalada de los precios* promovida por este mismo gobierno, y que la última cifra conocida es *bastante superior* incluso a la registrada durante la primera mitad del año pasado, antes del período electoral, cuando rondaba el 6% mensual.

Es que precisamente ese pico inflacionario de diciembre -25,47%- fue la consecuencia de la aplicación del pensamiento de Smith que muchos otros economistas alabados por Milei promueven: liberar al mercado, es decir, que las empresas pongan el precio **que se les antoje**.

En la teoría, a medida que transcurre el tiempo, *la mano invisible del mercado* irá poniendo las cosas en su lugar. La caída de las ventas, debido a que a la gente ya **no le alcanza** para comprar, logra reducir lentamente esos aumentos, hasta alcanzar el punto de equilibrio: un precio que conforma a la oferta y está al alcance de la demanda.

Siguiendo esta línea, una vez que los precios se estabilizan comenzaría el crecimiento económico, cuando las empresas comiencen a invertir para generar más producción y con ello, contratar trabajadores con sueldos que ya no estarán *acechados* por la inflación.

El problema es que los postulados de Adam Smith, redactados **en el siglo XVIII** -cuando nuestro país aún era un virreinato y la Revolución Francesa todavía no había ocurrido-, han sido cuestionados por varios teóricos contemporáneos, entre ellos, el Premio Nobel de Economía de 2001, Joseph Stiglitz.

“Los mercados sin trabas, a menudo, no solo no alcanzan justicia social, sino que ni siquiera producen resultados eficientes. *La mano invisible* no guía ni a los individuos ni a las empresas —que buscan su propio interés— hacia la eficiencia económica”, apunta Stiglitz, que tampoco es *100% estatista*, pero considera necesario “encontrar el **balance correcto** entre el mercado y el gobierno, ya que ambos son necesarios, y cada uno puede complementar al otro”.

Más allá de las teorías, hay otro factor que incide en la situación: el **tiempo**. Solo su devenir responderá **cuánto** es capaz de esperar la población hasta que la mano **invisible** se haga visible para ayudarlos a salir de la situación en que hoy se encuentran.

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**Juan Manuel Fabricius**

Licenciado en Periodismo y Profesor de Educación Primaria. Director y cofundador de Radio Municipal Villaguay

juanmanuelfabricius@gmail.com


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La mano invisible de Milei

Sus ediciones semanales abordan temas actuales en base a estudios e investigaciones científicas de alcance internacional, y su relevancia en cuestiones de salud es tal, que se la considera una de las **más importantes publicaciones del mundo.**

Las credenciales aportan a la credibilidad de este medio, que publicó recientemente un riguroso informe que muestra a la Argentina como uno de los países donde **mejor se gestionó la pandemia de Covid-19**, por encima de casi toda Latinoamérica, y también de otras regiones.

Potencias del mundo como Canadá, Reino Unido, España, Estados Unidos y Rusia mostraron mayor exceso de mortalidad que nuestro país, el que por otra parte figura a la cabeza de la región en cuanto a la menor disminución de la expectativa de vida.
No sorprende tener mejores números que Brasil, donde las cifras crecían hasta superar los 700.000 muertos mientras su presidente Jair **Bolsonaro** calificaba al Covid de *“gripezinha”* y dilataba toda restricción preventiva. O que EEUU, donde **Trump** hablaba de una *“simple gripe”.* Pero también fueron mejores que los de Chile, país tomado como referencia por sectores de la entonces oposición política en varias oportunidades.

Tampoco puede sorprender que el presidente Javier Milei, de públicas coincidencias con los líderes mencionados, haya pretendido instalar la idea de que Argentina había fracasado en su manejo del Covid, y que la intervención del Estado había provocado más muertes que las previsibles. El informe **da por tierra** con su versión.

Dos cosas son tan ciertas como evidentes: el mal recuerdo de la gestión de la pandemia por parte del gobierno de Alberto Fernández no está en los números sino en dos incidentes puntuales. **La fiesta en Olivos y el vacunatorio VIP** fueron sucesos imborrables para la sociedad, y motivaron buena parte del malestar de la gente.

Pero tan claro como lo anterior es lo imprescindible que resulta el rol del Estado a la hora de enfrentar emergencias sanitarias que afectan a gran parte de la población, como está ocurriendo hoy con la epidemia de dengue.

Tuvieron que superarse los 180.000 casos en el territorio nacional para que podamos **conocer la cara** del ministro de Salud, Mario Russo, y su ¿plan? para la contingencia. “Usar mangas largas, tener cuidado con los pantalones cortos, y que la ropa sea clara y holgada”, fueron sus recomendaciones, sin ponerse colorado y sin dar señales de algún programa puesto en marcha desde su ministerio, a casi tres meses de haber iniciado la gestión, y cuando ya en diciembre el crecimiento progresivo de los casos era evidente.

“El ministro de Salud de la Nación no puede ocuparse de la atención primaria. Para eso están los gobiernos municipales y los provinciales”, dijo Russo, desligándose de responsabilidades. Es tan cierto como que su convocatoria al Cofesa (Comité Federal de Salud, el organismo encargado de coordinar las acciones de salud pública en la Nación, integrado por los ministros de salud de las provincias), recién ocurrió el 25 de marzo, con la epidemia expandida a casi todo el país y con récord de infectados y muertes.

Si la fumigación es efectiva, si la vacuna sirve, si los repelentes alcanzan, y tantos otros debates que hoy son noticia, debieron tomarse con antelación, y con una coordinación que indefectiblemente debe provenir del Estado, mal que le pese al ministro Russo, al Presidente Milei, y a sus adláteres anárquicos. De lo contrario, lo que se obtiene es un montón de voluntades descoordinadas y una sensación en la gente de que nadie sabe muy bien qué hacer para cuidarla, y mucho menos tener un plan en común para abordar un tema que atraviesa la Argentina.

En la conclusión del informe publicado por The Lancet se advierte: “Las naciones en el mundo pospandemia deberán abordar los desafíos sociales, económicos y de atención médica emergentes con nuevas políticas y prácticas”. Mientras tanto aquí, la vecina de al lado nos pasa por *WhatsApp* una nueva receta que encontró en *Google* para hacer repelente casero.

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**Juan Manuel Fabricius**

Licenciado en Periodismo y Profesor de Educación Primaria. Director y cofundador de Radio Municipal Villaguay

juanmanuelfabricius@gmail.com



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Covid, dengue y el rol del Estado

Esta comunidad no tolera las desviaciones a las normas porque fueron creadas para ser cumplidas sin excusas, y respeta sin cuestionamientos las costumbres que le son propias. Puede que hasta parezca una dicotomía pero Japón es el equilibrio perfecto entre el pasado y el futuro; es la armonía entre las tradiciones y la tecnología de punta, y, tal vez, esto sea lo que lo convierte en un país cautivante de punta a punta.

Para que el lector tome dimensión de la importancia que tienen el orden y la organización en la cultura japonesa, los jóvenes profesionales recién egresados de la universidad comienzan todos formalmente a trabajar el mismo día: el 1 de abril. Y, para este día tan especial, las empresas organizan –cada una con su estilo propio– una ceremonia de bienvenida para recibir a estos nuevos profesionales que estarán en proceso de formación laboral durante el primer año. Sí, el primer año es para enseñarles a trabajar. 

Para entender mejor la relevancia que tiene el 1 de abril en la comunidad japonesa, debemos conocer primero qué es el shuukatsu. El shuukatsu (fue abordado en un artículo en enero) es una práctica japonesa estructurada que todos los años llevan adelante las empresas para reclutar, seleccionar y contratar  a estudiantes que están en su penúltimo año de cursado en la universidad. Para explicarlo de forma más simple, entre abril y octubre de cada año los universitarios abandonan temporalmente las salas de aula para dedicarse exclusivamente a la búsqueda de empleo. Es decir, al final del penúltimo año de estudios, los futuros profesionales se postulan a las diferentes vacantes divulgadas por las empresas y pasan por todo el proceso de selección correspondiente. 

Una vez que los estudiantes son contratados, vuelven a las aula, retoman sus estudios para culminar su último año de universidad y así egresar finalmente como profesionales. Recién una vez egresados de la universidad es que comienzan a trabajar y a percibir el salario previamente acordado. En resumen, la ceremonia de formación universitaria es en marzo, y el 1 de abril comienzan a trabajar para el empleador que los contrató el año anterior. ¡La sociedad japonesa es tan organizada que los estudiantes egresan de la universidad sabiendo qué día comenzarán a trabajar y para quién lo harán! 

Para los jóvenes profesionales, comenzar a trabajar el primer día de abril representa una gran oportunidad para mejorar su status dentro de una sociedad que se caracteriza por ser exigente. Y estos novatos prefieren las grandes corporaciones japonesas (Toyota, Honda, Mitsubishi, Nintendo, etc.) para desarrollarse profesionalmente y así garantizar un porvenir que se adecue a los requerimientos de la estricta sociedad nipona. Claro, trabajar en Japón tiene algunas particularidades: por ejemplo, los empleados no se toman más de cinco días seguidos de vacaciones no porque esté prohibido, sino porque está mal visto. Los trabajadores ven con malos ojos ausentarse del trabajo por más de cinco días, incluso cuando se trata de una enfermedad.

La sociedad japonesa tiene una cultura del trabajo muy fuerte y, de hecho, muchos adultos mayores ya jubilados continúan trabajando a lo largo y ancho del país no sólo en pos de la sociedad sino también para mantenerse activos y saludables. Realizan mayormente trabajos voluntarios como recibir a las personas en un zoológico, orientar a los turistas en las ciudades, hacer presentaciones para los visitantes en los museos, mantener el jardín de un templo, cuidar los baños en los lugares públicos, entre otros. 

La cultura japonesa es sorprendente y también puede llegar a ser un tanto agobiante, porque casi no existe margen para el error dentro de la comunidad nipona. 

*Nota: Tan importante es esta fecha que en los días previos muchos de los flamantes nuevos trabajadores sufren de insomnio y diversos malestares físicos como consecuencia de los nervios y la ansiedad que les genera esta nueva etapa que está por comenzar en sus vidas*

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**Lic. en RRHH Marina Lorenzatto**

Instagram: @marina.lorenzatto


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Primero de abril: el día que los jóvenes japoneses comienzan a trabajar

Tras las batallas, que duraron diez años, inició el regreso a su tierra junto a sus tropas.

Otra década entera tardó Ulises en llegar y reencontrarse con su esposa Penélope y su hijo Telémaco, tras atravesar un sinfín de peripecias y desventuras. Una de las más conocidas remite al canto de las sirenas.

Estos seres habitaban en cercanías de una isla rocosa situada al sur de Italia, rodeada de arrecifes. Poseían una voz tan bella como hipnótica, que hacía desfallecer a los marineros logrando que sus embarcaciones naufraguen contra las afiladas rocas. Pero Ulises logró salir ileso, haciendo que su tripulación se taponara los oídos con cera. En cuanto a él, deseoso de oír esas bellas voces, pidió que lo aten firmemente al palo mayor para evitar caer en su influjo.

En una reciente entrevista con el periodista Andrés Oppenheimer, de la CNN, el Presidente de la Nación Javier Milei declaró: “Para nosotros, el déficit cero es como el palo mayor para Ulises”. Y no conforme con la analogía, agregó: “Y la gente que trabaja conmigo está encargada de pegarle unos cuantos tiros a las sirenas que aparezcan”.

En relación a la primera frase, su significado está bastante claro. Si algo ha hecho Milei en estos casi cuatro meses de gobierno, es ajustar las cuerdas de las cuentas todo lo que pudo con tal de lograr el ansiado 0. 

En aras de ese objetivo, aplicó recortes en todas las áreas que consideró redundantes. O mejor dicho, **podas**, que ensamblan mejor con su concepto de **motosierra**. Es que la manera de reducir gastos del Presidente se parece mucho más a una **poda ruda y tosca** de gruesas ramas del Estado, que a un fino recorte de tijeras o el delicado trazo de un bisturí.

Así, cada vez que cierra un ministerio, área o departamento, o cuando ordena el despido de un número x de trabajadores, Milei no se detiene a evaluar quiénes son *ñoquis* y quiénes han trabajado con honestidad y esfuerzo durante años: “¡Afuera!” es su lema, que mete a todos **en la misma bolsa**. En su visión, las ataduras que lo ligan al palo mayor del déficit 0 le impiden ocuparse de estas dilatorias valoraciones.

Pero lo más llamativo es la segunda parte de su expresión. ¿Quiénes son las sirenas que amenazan sus planes, y que sus adláteres deben “pegarle unos tiros”?

Tal vez se refiere a los gobernadores e intendentes, que, sea por compromisos ya acordados o por catástrofes climáticas, le solicitaron sin éxito una ayuda para ciudadanos y damnificados. O a los diputados y senadores que le proponen acuerdos razonables, en lugar de la pretendida sumisión. 

O quizás son esos jubilados y trabajadores que piden mejoras en su poder adquisitivo, bombardeado por un ajuste que iba a pagar una casta que ya nadie sabe quién es. O los enfermos oncológicos, comedores populares, universidades, bibliotecas populares, entre tantos que aún no entienden por qué son víctimas de un gobierno que –en muchos casos- votaron.

O en una de esas, son los que esperan respuestas de un ministro de Salud que, en plena propagación masiva de dengue, aún no se le conoce nombre ni cara porque –en total coherencia con la idea del *Estado que no sirve*- cree mejor dejar al pueblo librado a su suerte antes que destinar recursos para paliar la situación.

Nuestro Ulises vernáculo se aferra al palo mayor de su plan, aunque en la calle arrecien tempestades y suenen sirenas, pero de emergencia. Confiará en la suerte de aquél, que logró atravesar indemne los arrecifes. Ojalá culmine allí su semejanza: el protagonista de La Odisea llegó finalmente a su hogar, pero solo y con su embarcación destrozada por los dioses, que a la larga dejaron de acompañarlo.

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**Juan Manuel Fabricius**

Licenciado en Periodismo y Profesor de Educación Primaria. Director y cofundador de Radio Municipal Villaguay

juanmanuelfabricius@gmail.com


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Ulises y las sirenas

Sugieren que algunas de las viejas soluciones a los desbordes periódicos de la naturaleza ya no pueden ser contenidos con los métodos milenarios de protección que la civilización ha diseñado y mejorado por siglos. 

En todos los conglomerados urbanos las especies vivas han debido sobrevivir a cambios generados por el exceso de agua global, producto del cambio climático. La especie humana conocía el desborde de las aguas en todas sus variantes. Hoy hemos aprendido ya que el calentamiento global progresivo, es responsable de que más agua caiga sobre la naturaleza del planeta. 

Hace unos 30 años los investigadores Newell y Yong Zhu del MIT, acuñaron el término ríos atmosféricos. Usaron ese término para describir regiones estrechas de la atmósfera que transportan grandes cantidades de humedad a largas distancias, contribuyendo significativamente al ciclo global del agua y a los patrones de precipitación. Desde entonces, los ríos atmosféricos se han convertido en un área importante de estudio en meteorología y ciencia climática. 

El transporte de agua en la atmósfera se realiza en filamentos gaseosos llamados corredores de vapor de agua alimentados por la evaporación creciente, frente a la elevación de las temperaturas globales. Habitualmente, se los vincula con las precipitaciones extremas de grandes volúmenes de agua. 

La multiplicación de desastres ambientales provocados por lluvia excesiva y desborde de los sistemas urbanos se relaciona con las inundaciones, las que se han multiplicado en todo el mundo. Los científicos han comprendido que todos los sistemas que evitaban las inundaciones urbanas, ya han sido desbordados por la furia de los ríos atmosféricos. De hecho la ciencia en todo el mundo está estudiando otras alternativas que reemplacen a las ya superadas. Kongjian Yu -otro científico chino arquitecto de la Universidad de Pekín-, ha comenzado a calibrar una estrategia inversa para el manejo de las inundaciones, esto es, permitir que al agua ingrese a los espacios poblados. Su consigna es tan simple como temeraria: "No se puede luchar contra el agua, debemos permitirle entrar y adaptarnos a ella." "En lugar de poner más tuberías de desagüe, construir muros de contención y canalizar los ríos entre diques de concreto, deberíamos disipar la fuerza destructiva de las crecidas ralentizándolas y dándoles espacio para extenderse". En referencia al arte marcial chino en el que la energía del adversario es usada para derrotarlo, sería algo así como “hacer taichí con el agua”. Yu ha supervisado el desarrollo de cientos de parques acuáticos urbanos en China, donde se canaliza la corriente de las crecidas repentinas para que penetre en el suelo o sea absorbida por humedales artificiales. Según se menciona, "la Revolución Cultural China, le enseñó cómo las generaciones rurales anteriores se habían hecho amigas del agua”. 

Los agricultores chinos construyeron terrazas, terraplenes y estanques para dirigir y almacenar el exceso de agua durante la temporada de lluvias. El proyecto de hacer taichí con el agua, está en marcha y daría nombre a la nueva estrategia urbana: las **"Ciudades Esponja".**

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**Daniel de Michele**

eljibaro2002@gmail.com

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Las ciudades esponja 

El término representativa hace alusión a lo que explicita más adelante el artículo 22°: “El pueblo no delibera ni gobierna, sino por medio de sus representantes”. Para cumplir con esta disposición es que cada tanto concurrimos a las urnas: para votar a nuestros representantes, es decir, a quienes gobernarán en nuestro nombre.

Pero cuando la ciudadanía entiende que quienes fueron elegidos para representarla, no están cumpliendo su mandato, ocurre una crisis de representación: el ciudadano se siente traicionado, decepcionado, enojado. A veces, como en 2001, el descontento se manifiesta en las calles, y detona el fin de un gobierno. Otras veces, como el año pasado, se expresa en las urnas, y consagra Presidente de la Nación a un *outsider*, alguien que hasta poco antes jamás había participado de la función pública.

Lo que parecía una debilidad fue la mayor fortaleza de Javier Milei. Las **reiteradas desilusiones** provocadas por nuestros últimos presidentes empujaron a preferir la incertidumbre que mejor motorizaba el cambio antes que la posibilidad de una continuidad ya insoportable. 

El martes pasado se cumplieron 100 días de gobierno del flamante presidente, y el número redondo inspira a considerar la efectiva representación de los electores en sus primeros pasos.

¿Está cumpliendo Milei –representante- con lo que sus votantes –representados- demandaban? Para responder al interrogante, es clave una distinción: una cosa es el perfil **político** de Milei, que muestra características completamente diferentes a cualquier otro presidente que haya ocupado la Casa Rosada. Otra es su programa **económico**, que presenta trazos de planes ya implementados en nuestro país, con **éxitos relativos y fracasos dolorosos.**

Y es que más allá de sus *berrinches tweeteros* o televisivos, y de sus discursos agraviantes y prepotentes -con rasgos marcados de un absolutismo que profundiza la **grieta** entre quienes lo apoyan sin condiciones y los que se atreven a expresar una mínima disidencia-, lo que realmente importa es el **cumplimiento de la promesa** hacia sus representados: mejorar la economía del país y las condiciones de vida de los argentinos.

Y aquí es donde abundan tantas **certezas** como **incertidumbres**. Es evidente que en prácticamente ningún rubro –incluyendo el bolsillo de la gente- la situación está mejor que 100 días atrás. Por el contrario, en la gran mayoría está **mucho peor**: la desregulación de precios se convirtió en cifras inalcanzables que obligan a suspender casi cualquier gasto que no sea comer, alquilar, y pagar servicios básicos. Los que pudieron ahorrar comienzan a liquidar sus reservas, y los trabajadores temen por la continuidad de sus empleos.

Son los resultados del plan *“motosierra y licuadora”*: **motosierra **para recortar obras públicas (y con ello, miles de puestos de trabajo); organismos del Estado, aportes a las provincias y cualquier otro gasto estatal, incluso si comprenden comedores populares o remedios oncológicos; y **licuadora**para que trabajadores y jubilados cobren cada vez menos, otorgando subas muy por debajo de la inflación con la intención de que consuman también menos y frenar a la larga el incremento de los precios.

A las certezas del presente se contraponen las incertidumbres del futuro: ¿es éste el **correctivo** necesario para equilibrar las cuentas, y dará como resultado un país con **equidad y previsibilidad**? ¿O se trata de un **sacrificio** inútil, que solo redundará en **más pobreza, desempleo y caos social**?

Solo el tiempo tiene la respuesta para saber si los representados -que gobiernan a través de sus representantes- deciden **sostener** su voto de confianza, o manifiestan su **frustración** empujando –otra vez- hacia un nuevo cambio de rumbo.

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**Juan Manuel Fabricius**

Licenciado en Periodismo y Profesor de Educación Primaria. Director y cofundador de Radio Municipal Villaguay

juanmanuelfabricius@gmail.com


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Cien días de motosierra, licuadora e incertidumbres

El 12 de noviembre de 2023, en pleno debate presidencial, y mientras se discutía si era o no imprescindible contar con un Banco Central, el entonces candidato Javier Milei le enrostró a su oponente Sergio Massa haber caído en la falacia *ad populum*

Esta falacia consiste en sostener que algo es verdad o correcto cuando es aceptado por la opinión pública o las mayorías, en lugar de razones lógicas. Es decir, el argumento se considera válido solo porque mucha gente lo respalda. En el caso en cuestión, Massa argumentaba que eliminar el Banco Central era “una mala idea” por el hecho de que la inmensa mayoría de los países del mundo lo tienen.

A Milei le fascinan las falacias. Suele usarlas cada vez que cree detectar una, con el aire de superioridad de quien demuestra su saber, batiendo a su contrincante dialéctico con el peso del razonamiento lógico.

Sin embargo, parece costarle asumir las propias. De hecho, suele revelar esta misma falacia cada vez que en sus discursos *tweeteros* o en el marco de **obsecuentes entrevistas** argumenta que la totalidad de la clase política debería apoyar todas y cada una de sus medidas o propuestas por el hecho de haber sido votado por el 56% de los electores. “Falacia ad populum”, le diría a Milei su reflejo, si pudiera hablarle: que la mayoría lo haya votado –y aún lo apoye- no lo hace infalible. Tendrá que esforzarse más para convencer a todos –o al menos, a la cantidad que necesita en el Congreso- de que su plan será beneficioso para el país.

El reciente rechazo al DNU en la cámara de senadores despertó –otra vez- la ira del Presidente. Fue para él, una muestra más del boicot orquestado por el resto de las fuerzas políticas hacia su gestión. Los que votaron en contra “son todos traidores a la patria, que quieren que siga todo igual”; “no les importan los pobres, no les importa el país”; “solo les importan sus curros de políticos chorros”; “se niegan a perder sus privilegios”; “no quieren que la Argentina cambie”, fueron algunos de los argumentos que Milei *retweeteó*

En su concepción, no hay término medio. O se aprueba su *bendito* DNU sin cambiar una sola coma, y el país despega rumbo a la prosperidad absoluta y la riqueza que nos merecemos, o no se aprueba y estamos condenados al eterno fracaso y a descender –aún más- en el infierno de nuestra penosa economía.

“Falacia del *falso dilema”,* diría el Milei del espejo: sólo se consideran dos resultados opuestos y extremos, sin observar que existen otras alternativas, como por ejemplo realizar algunas de las modificaciones que hasta sus aliados proponen, o dividir el gigantesco decreto en partes más plausibles de ser aprobadas.

Pero además, el presidente cree que la única razón por la cual los legisladores –que dicho sea de paso, también fueron votados por el pueblo, y en un mayor porcentaje al del propio Milei en la primera vuelta electoral- desaprueban su norma es porque son chorros y corruptos, metiendo en la bolsa hasta a quienes están dispuestos a defenderlo si tan solo fuera un poco razonable.

“¡Falacia de *causa falsa*!”, vocifera el opuesto Milei que critica al original: La razón por la que el primer mandatario no logra triunfar en el Congreso –ya le pasó con su mentada Ley Bases… - no tiene que ver con las ganas de traicionar a la patria de diputados y senadores, sino con la actitud de **todo o nada** del Presidente, incapaz de entender que su inferioridad numérica en la legislatura lo obliga a establecer acuerdos.

Y aquí, otra falacia, sin nombre técnico pero muy vista en la política: negociar no tiene por qué ser un sinónimo de debilidad, ni de tratos espurios que promuevan beneficios ilegales para algunos. Convenir, pactar, concertar, son acciones propias de la política y de la democracia, en las que las partes intervinientes mejoran la propuesta para que sus resultados sean mejores para todos. Los únicos que no acuerdan son los tiranos.


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**Juan Manuel Fabricius**

Licenciado en Periodismo y Profesor de Educación Primaria. Director y cofundador de Radio Municipal Villaguay

juanmanuelfabricius@gmail.com


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Las falacias y el Milei del espejo

No podemos soslayar la cantidad de lluvia de los últimos días, no obstante cabe remarcar que el gran problema que tenemos es que las vías de circulación no están mantenidas como corresponde, muchas de las cuales se encuentran cubiertas por yuyos.

Esta situación obedece a la falta de mantenimiento, sin cunetas ni un buen abovedado, trabajos que se tenían que hacer y no se realizaron. En consecuencia, el agua corre directamente por la calle, llevándose mucha tierra. Si en su debido momento se hubiera pasado una máquina, como se solicitó en reiteradas oportunidades, hoy no estaríamos hablando de esto, porque llovería y se secaría.

No es la cantidad de milímetros, sino un total estado de abandono y deterioro: pueden caer 150 mm, pero si se hicieran obras el agua buscaría su nivel circulando por los debidos canales, no por el medio de la arteria como actualmente ocurre.
¡Los caminos rurales son un desastre!

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**Claudio Facundo Gusalli**

**DNI Nº 23.539.598**


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Así se encuentra el camino de Lucas Sud Primero

En el primer piso del edificio se ubica un salón que por muchos años lució dividido por tabiques y aberturas desmontables, que delimitaban diversas oficinas de áreas de gobierno.

En 2009, durante la primera presidencia de Cristina Fernández de Kirchner, el espacio fue refaccionado y convertido en el “Salón Mujeres Argentinas del Bicentenario”, para homenajear a quienes tuvieron un papel destacado en la historia y la cultura de nuestro país, y cuyos nombres fueron silenciados por una historiografía que al mismo tiempo que resaltaba las proezas de nuestros próceres masculinos, obviaba descaradamente el rol protagónico de muchas mujeres, degradándolas a un lugar accesorio y casi decorativo.

En este justo reconocimiento estaban por ejemplo la generala Juana Azurduy, que combatió en el Alto Perú, junto a la afroamericana María Remedios del Valle, considerada “Madre de la Patria” por su participación en las batallas por la independencia. Más allá, Cecilia Grierson, primera en recibirse de médica en el país, no muy lejos de la célebre escultora tucumana Lola Mora y de otra tucumana, Mercedes Sosa, solo por mencionar algunas cuyo aporte y relevancia es innegable más allá de partidismos e ideologías.

El ambiente tuvo una ligera reconversión durante la presidencia de Mauricio Macri, quien lo subdividió nuevamente en oficinas, aunque conservando los cuadros y referencias. En 2020, tras un nuevo cambio de gobierno y de orientación política, el salón fue reinaugurado, recuperando su fisonomía anterior.

El pasado viernes 8 de marzo, jornada en la que se conmemora el **Día Internacional de la Mujer**, fue la fecha elegida por el presidente Javier Milei para llevar adelante la total remodelación del espacio, sustituyendo **todos** los cuadros y referencias por otros nuevos, con personalidades de su preferencia, donde llamativamente no aparece **ninguna**mujer.

Un claro mensaje contra el feminismo y su lucha, que no les pertenece solo a mujeres que marchan en las calles, sino a millones de personas que en todo el mundo han dado cuenta de la posición de privilegio que el *macho* ha gozado en la historia de la humanidad, y la necesidad y urgencia de sentar las bases de una igualdad real entre los sexos o, mejor dicho, entre las personas, cualquiera sea su género o identidad sexual.

Sin conocer los costos que semejante remodelación implica -en tiempos de ajuste y *motosierra*-, el ahora flamante “Salón de los Próceres” luce imágenes de San Martín, Belgrano, Sarmiento, o el Soldado de Malvinas, indiscutidas por la gran mayoría de los argentinos, junto a otras muy destacadas aunque de menor jerarquía histórica, como Carlos Pellegrini, Esteban Echeverría, o Victorino de la Plaza, y algunas de evidente selección *mileísta* como Julio Argentino Roca o Juan Bautista Alberdi, entre varias de las ¡veintidós! que conforman la nueva colección.

Hubo, entre los presidentes de nuestra historia, algunos que dejaron huella y representaron a millones de argentinos, como Yrigoyen, Perón, o Alfonsín. *Ninguno logró calificar* en la mirada de Milei. Sin embargo, en el medio de una de las paredes, se erige la figura de **Carlos Saúl Menem**, idolatrado por el Presidente. “Sus reformas propiciaron el desarrollo de uno de los mayores períodos de prosperidad económica soberana jamás vistos en Argentina, y facilitaron una nueva unidad nacional”, reza el texto debajo de su gigantografía.

No es preciso mencionar cuáles fueron las catastróficas consecuencias de las políticas neoliberales implementadas por el menemismo, cuyo plan Milei intenta repetir, confiando en un resultado positivo esta vez. Solo quizás señalar que la historia progresa hacia adelante, que no puede *reiniciarse* con cada nuevo mandatario, que rehacer lo ya hecho –sean salones o programas económicos- implica caer en un círculo perpetuo de repeticiones, y que, parafraseando al propio Milei: “Locura es hacer lo mismo, y esperar resultados diferentes”.

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**Juan Manuel Fabricius**

Licenciado en Periodismo y Profesor de Educación Primaria. Director y cofundador de Radio Municipal Villaguay

juanmanuelfabricius@gmail.com


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Las mujeres y los próceres de Milei

Posar la mirada sobre la figura del gran narrador latinoamericano Horacio Silvestre Quiroga, tal como afirma Ezequiel Martínez Estrada, no es solo ver sus incomprendidas "locuras" de Iviraromí, que lo juzgaban como lunático juez de paz, exótico mensú, que pasaba horas carpiendo bajo el sol, y otras expresiones peyorativas. 

No se puede apartar al hombre de la cultura, no pueden olvidarse las tertulias con su gran amiga Alfonsina Storni, Quinquela Martín, y otros grandes escritores, o su paso por la docencia como profesor en el colegio San Carlos, su dedicación al periodismo –escribió para los diarios La Prensa y La Nación, y las revistas Caras y caretas y Martín Fierro–.  
 
A pocos días de cumplirse un nuevo aniversario de su fallecimiento, quisiera hacerme eco de ese día. Eran aproximadamente las 9 de la mañana del 19 de febrero de 1937, cuando su amigo el escritor y periodista César Tiempo se retiraba del Hospital de Clínicas, en Buenos Aires, y justo en ese momento entraba a visitarlo otro de sus amigos, el escritor Leopoldo Lugones, quien lo había traído a la Argentina desde Montevideo, donde residía antes de venir a nuestro país  –Quiroga  había nacido y vivido en Salto Uruguay, hasta terminar sus estudios–.

“¿Y, cómo está el maestro?”, le pregunto a César el recién llegado, apesadumbrado por el dolor le respondió: “¡Se suicidó con cianuro!”, a lo que Lugones respondió ante la sorpresa: “Me parece mentira un hombre tan entero suicidándose como una mucama sin encontrar ni esperar otra salida”. 

Describió su sueño eterno el escritor Pedro G. Orgambide: "Ahora descansa sobre su máscara, apretada a los huesos, no cae el sol de Iviraromí”. Algunos escritores velaron su cuerpo en la Casa del Teatro. El escultor Stefan Erzia talló su urna. 
Descansa. No quiero detenerlo ni siquiera pensando. Si ve caer alguna estrella, puede pensar que es él, que sigue andando todavía...

Sus cenizas reposan en su casa natal de Salto, Uruguay, a cuyo lado funciona una escuela que lleva su nombre.

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Semblanza de Horacio Quiroga, el gran cuentista latinoamericano

San Agustín explica que la expresión *“estar sentado”* significa *“residir o habitar”*. Según la tradición cristiana, estar sentado a la derecha de Dios o alguien muy importante es un honor. En épocas de la Revolución Francesa y el absolutismo, el rey era considerado un elegido de Dios. La misma idea funcionaba en una familia: estar sentado a la derecha del cabeza de hogar en la cena, era un honor.

Izquierda y derecha fueron etiquetas de la Revolución Francesa de 1789,  cuando la Asamblea Constituyente se reunió para decidir si el rey debería tener poder de veto absoluto o solo suspensivo, por un tiempo.      

 A la hora de votar, los partidarios del veto absoluto se sentaron a la derecha del presidente, el lado noble. Los que querían un veto restringido se sentaron a la izquierda y eran la minoría. Los partidarios de dejar las cosas como estaan, formarían parte de una corriente llamada la derecha que incluía a los conservadores. La razón del no-cambio era lo bien que les estaba yendo con ese orden social. ¿Para qué cambiar entonces? Por ello, la derecha francesa era partidaria de sostener la monarquía. Eran los nobles que vivían sin zozobras, gracias a que el rey no otorgaba derechos a nadie más que a ellos, mientras el pueblo padecía.

La izquierda francesa impuso sus ideas y el rey perdió su cabeza en la máquina de un médico y diputado parisino: el Dr. *Joseph Guillotin*. Ejecutar condenados a muerte con la guillotina, fue una idea piadosa: es “una muerte rápida, sin dolor y más privada”.

La izquierda entonces quedó identificada con las ideas de cambio revolucionario y a menudo violento, pues la derecha no podía ser desalojada sin luchas a muerte.

La lucha fue y será de ricos contra pobres cuyos intereses estarán siempre en las antípodas. Primero fue la Revolución Francesa: los plebeyos hambrientos se cansaron de alimentar a los nobles, y antes fue Espartaco y los esclavos, hartos del látigo y del hambre romanos.

En Argentina el concepto de derecha e izquierda en política está contaminado desde hace un buen tiempo.
Las ideas de izquierda y derecha están apoyadas firmemente en las cabezas según el sitio que la gente ocupe en el proceso de producción y en el escalón social que pisen.

Es decir, si Ud. es un trabajador pobre y su posibilidad de trepar a mejor remuneración es nula, sus ideas estarán definidas por esta situación cotidiana. Ud. necesita creer que esa situación mejorará, para lo cual debe cambiar el país y el mundo que nos contiene.

La Argentina, como siempre, presenta un panorama levemente gatopardista. Debemos ser uno de los pocos ejemplos del mundo en donde en medio de una pobreza cercana al 50%, alguna gente sube todos los escalones sociales en una semana, es decir, se convierten en ricos súbitamente. El caso paradigmático es Lázaro. Oye “levántate y anda...” y pasó de laburante a gerente. Cuando Ud. pasa de pobre a millonario, su cabeza deja de pensar como un pobre. Será un coserva fanático... 

En la cabeza de un gremialista vuelto millonario que debe velar por sus afiliados pobres se cruzarán algunas ideas en idas y vueltas que vemos a diario: 

1- ¡Hoy paramos todo por izquierda para cambiar el mundo!     
      
2- ¡Mañana todos por derecha a la marcha para que nada cambie! 

3- Pasado mañana la onda es ir por la avenida del medio a ver qué pasa.

También tenemos millonarios por izquierda, pero no hay más espacio aquí... Basta por hoy...                                

-Ta mañana..., por izquierda.

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**Daniel de Michele**

eljibaro2002@gmail.com

*Imagen: Wikipedia*



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Izquierdas & derechas

Se trata de una reconstrucción, realizada a mediados del siglo pasado, en base al diseño del palacete original, que había sido destruido casi por completo durante la guerra civil. Debe el nombre a sus antiguos propietarios, los condes de **Monclova**, dueños de una finca agraria adquirida luego por el marqués Gaspar de Haro y Guzmán, quien mandó construir aquella primera mansión.

En ese lugar se firmaron los **Pactos de la Moncloa**, acuerdos concertados durante la transición española entre la dictadura de Franco y el retorno a la democracia, e incluyeron la rúbrica del gobierno y de representantes de los principales partidos políticos, asociaciones empresariales y sindicales, marcado el punto de partida de la historia reciente de España.

La convocatoria del presidente Javier Milei a conformar un “Pacto de Mayo”, dirigida “tanto a gobernadores como a expresidentes y líderes de distintos partidos políticos”, con la intención de “deponer diferencias y encontrarse”, podría evocar aquellos pactos que marcaron para los españoles el inicio de un camino que los llevó a ser potencia.

Sin embargo, los puntos que el mandatario anticipó hacen que este **pacto** luzca más parecido a las bases sentadas por el llamado **Consenso**de Washington, a las que el gobierno de Carlos Menem adhirió casi sin objeciones durante los ’90, con las consecuencias ya conocidas a principios del 2000.

Es que si bien en los primeros años una parte de la población –especialmente la clase media- se vio beneficiada por bajas tasas de inflación, créditos accesibles y precios relativamente económicos, el plan tuvo consecuencias muy negativas como el cierre masivo de empresas, altas tasas de desempleo, aumento significativo de la deuda externa y finalmente, un incremento de la pobreza que detonó la economía del país.

No es casualidad: Milei elogia la política económica del gobierno menemista, cuya base incluía dejar en manos del mercado el destino de la economía, minimizar la intervención del Estado, liberalizar el comercio exterior, desarrollar un amplio programa de privatizaciones, y atraer la inversión del capital extranjero. No hay nada nuevo bajo el sol.

Lo que resulta llamativo –por no decir, contradictorio- son las condiciones que el propio Presidente pone de manifiesto para la firma del supuesto “acuerdo” cuando anuncia que, previo al encuentro cumbre, convocará a los gobernadores a la Casa Rosada con la intención de “sancionar la Ley de Bases y alivios fiscales para las provincias”. No hay ejemplo más evidente del “te doy si me das”, del **tome y daca** que el mismo Milei no se cansa de denunciar como característica propia de una casta que dice combatir.

Nuestro país tiene una larga historia de pactos. Son incluso anteriores a la Constitución Nacional y forman parte de su preámbulo, que señala su conformación “en cumplimiento de pactos preexistentes”. Todos tienen una característica común: las partes que acuerdan deben ceder algo, y deben obtener un beneficio. Son producto del diálogo, no de la imposición.

Así como se plantea, el “Pacto de Mayo” a firmarse en Córdoba se parece más a un simple acto de rúbrica de una negociación ya pergeñada en Buenos Aires, donde –en el plan de Milei- los gobernadores recibirán el salvataje financiero que requieren para sus ahogadas cuentas, a cambio de los votos suficientes para sancionar la ley que el Presidente necesita, y con los que hoy no cuenta.

"Como dicen las sagradas escrituras en los libros de Macabeos, la victoria en la guerra no depende de la cantidad de soldados, sino de las fuerzas que vienen del cielo", repitió Milei el viernes en su discurso, como lo había hecho en diciembre. Sin embargo, resulta que a veces la victoria sí depende de la cantidad, al menos de legisladores que levanten la mano.

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**Juan Manuel Fabricius**

Licenciado en Periodismo y Profesor de Educación Primaria. Director y cofundador de Radio Municipal Villaguay

juanmanuelfabricius@gmail.com




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La Moncloa, los pactos y los votos

Hoy, aproximadamente 1 de cada 5 personas en nuestro país son empleados públicos; esto es casi el 20% de la población.                

Esta tasa de ocupación vía empleo público es la más alta del subcontinente con la única excepción de Venezuela. Por otro lado, hay países como Chile, Colombia, Brasil en los que el empleo público casi no supera valores de un dígito.   

En Europa, la tasa de empleo público más elevada se halla en zonas de mayor nivel de desarrollo y bienestar ciudadano, como en los países nórdicos –Dinamarca, Noruega y Suecia - donde el estado emplea a más del 30% de sus ciudadanos. Estamos aquí frente a una primera conclusión levemente paradójica: los países con más elevados índices de pobreza y los de más alto nivel de vida, tienen grandes masas de empleados públicos (pero diverso resultado).
                                                                                                              
 La explicación seguramente se hallará en el campo de la ética del trabajo. En nuestro caso, los indicadores numéricos porcentuales, están contaminados con una categoría de trabajador que no hallaremos en la estadística global. 
En Argentina debería crearse una nueva categoría de trabajadores públicos: los que no trabajan. No tenemos cifras actuales, pero solo en una legislatura, había unos 60 (sumando los datos de “chocolate” Rigau con los de otros operadores).

El origen del uso de la palabra ñoquis, proviene de la costumbre argentina de considerar bisiestos a todos los meses, haciendo ñoquis los días 29 o sea casi a fin de mes. Bien, estos trabajadores que no trabajaban, se acercaban el 29 del mes a cobrar, para no cruzarse con los que cobraban el 31. Ya casi nadie cobra el 30/31, así que el término ñoquis perdió su lógica, ya no revelan el día de cobro, sino el delito de cobrar sin haber trabajado siquiera un día. 

Administrar una tropa de trabajadores a través de manejar sus salarios ha sido un sistema claro y oxidado ya, de tan antiguo. Multiplique la maniobra por un número grande (cientos de meses abordando cajeros automáticos y miles de “trabajadores” reclutados) y entenderá por qué el estado gasta tanto. Y también por qué la corrupción necesita el mayor número posible de empleados públicos. Nos consta que la mayoría de los empleados públicos son gente honrada.   Suele ocurrir que como último eslabón de la cadena del trabajo, son malamente utilizados.

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**Daniel de Michele**

eljibaro2002@gmail.com


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El empleo público: el caso Argentina          

Había nacido en Francia en 1689, en el seno de una familia noble de la aristocracia, pero con ideales que diferían de los de su casta. Se dice que sus padres eligieron a un mendigo como padrino del pequeño Charles, para que nunca olvide el principio de igualdad de las personas, más allá de su posición económica.

Siguiendo la tradición familiar, estudió Derecho. Su fortuna, su curiosidad, y su pensamiento político y social lo llevaron por varios países y lo impulsaron a escribir varias obras. En la más relevante, *“El espíritu de las leyes”,*  plantea la necesidad de separar el poder en tres (ejecutivo, legislativo y judicial), como una manera de evitar los abusos y garantizar las libertades de los individuos.

En ese trabajo, Montesquieu plantea que “el hombre que tiene poder **tiene tendencia a abusar** de él”, y que “avanzará **hasta donde encuentre límites”.**  Asimismo, señalaba un antídoto para este mal: “Es necesario **que el poder detenga** al poder”.

El Presidente Javier Milei no ha dejado de explorar los límites del poder desde el primer día de su asunción. Sin contar las declaraciones rimbombantes que adora popularizar, y los reiterados insultos y agresiones verbales a sus adversarios políticos –absolutamente inéditos en la historia política argentina e increíblemente **consentidos**  por gran parte de la clase política que se escandalizaba no hace tanto por mucho menos-, hay dos momentos claves en esta exploración: el DNU 70/2023 y la ley “Bases y puntos de partida para la libertad…”.

Juntos, suman más de **1000** disposiciones y normativas que el mandatario desea modificar o anular, y cuyo rechazo no concibe. Mientras el primero encuentra reparos –por ahora- en la Justicia, la segunda ya cosechó su primer revés en el Congreso, y se convirtió –paradójicamente- en el punto de partida, ya no para la libertad, sino para, en la mirada del Presidente, definir quiénes están “en su contra”.

De ese lado de la nueva grieta quedaron prácticamente todos los gobernadores del país, acusados de no haber apoyado la iniciativa a través de sus legisladores y, por lo tanto, merecedores del castigo que el Gobierno Nacional impone a los díscolos.

Entre recortes y retaceos, fueron cayendo fondos de incentivo docente, subsidios al transporte, y financiamiento de obras, entre otros, hasta el reciente descuento compulsivo de más de 13 mil millones de pesos de coparticipación de la provincia de Chubut, que despertó el airado reclamo del gobernador Ignacio Torres, un referente del **Pro** que desde tiempos electorales venía expresando su apoyo a Milei.

“Le cuidamos la boleta, nos ilusionamos con un gobierno distinto, pero no es esto lo que queríamos. Este nivel de agresión, de soberbia, de violencia… Es nefasto lo que están haciendo”, declaró Torres, despertando la adhesión de sus pares. 21 de las 24 jurisdicciones en que se divide el país expresaron su apoyo al reclamo provincial, evidenciando otra de las máximas de Montesquieu: “Una injusticia cometida contra cualquiera, es una amenaza para todos”.

Hablando de máximas, la política recuerda una que se le endilga a Néstor Kirchner en su período presidencial: la del látigo y la billetera, una manera sutil de denominar a un sistema de premios y castigos para mandatarios y dirigentes, según el grado de adhesión –o no- a su gestión. No parece ser muy diferente a lo que perciben hoy los gobernadores que, como Torres, tenían otras expectativas.

Montesquieu, que fue uno de los precursores del **liberalismo,**  tendría algo más para decir: “La libertad sólo existe cuando no hay abuso de poder”. Y tal vez, considerando el estado de nuestra economía y las urgencias que tienen los trabajadores que cada día emprenden el desafío de llegar a fin de mes, recordaría otra de sus frases célebres: “Las leyes inútiles no hacen más que debilitar las leyes **necesarias”.**

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**Juan Manuel Fabricius**

Licenciado en Periodismo y Profesor de Educación Primaria. Director y cofundador de Radio Municipal Villaguay

*juanmanuelfabricius@gmail.com*


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Montesquieu y los límites del poder

Quienes han decidido seguir a Javier Milei influidos por sus propuestas, su prédica y sus acciones, deben esforzarse más de lo necesario al tiempo de digerir las críticas a aliados y opositores, condimentadas con rótulos, expresiones y adjetivos que el presi cuelga del cuello de quienes no respeta mucho.                                                                                                                        

Podríamos llamar a ese estilo *Hiperadjetivismo.*  Es un formato novedoso que abusa de los neologismos peyorativos tirados a sus detractores a mansalva. Bautizó por ejemplo a Lali Espósito, como Lali Depósito a partir de su alto cachet para un show. También acuñó el nombre Juntos por el Cargo a las huestes de Mauricio Macri y otros tantos rótulos ofensivos a medio mundo (incluido el Papa). Con ambos se disculpó luego…

Esas expresiones agraviantes continuamente utilizadas por el hoy presidente cuando se refiere a personas que no respeta, reducen su liderazgo y altura política. Suele finalmente acudir a las mismas personas que vituperó con una naturalidad extraña. Esto ocurrió con Francisco a quien trató públicamente de “imbécil” y “maligno”. Luego en el Vaticano y sonriendo, le sugiere visitar la Argentina. Claro que previamente por supuesto, se disculpó con el Santo Padre en público. Al Papa no se le movió un pelo por las públicas disculpas ofrecidas por Milei. Cualquier asesor básico aconsejaría quitar de su discurso insultos, gritos y adjetivaciones agraviantes.  

 Salvo al Jefe (su hermana), Milei no le da bola a nadie -pero eso sí- luego pide perdón públicamente todo el tiempo. Ha hecho de la autohumillación, una rutina (esta vez, frente a la prensa mundial). 
             
Esta locura de ida y vuelta, la vemos de continuo y obedece solamente a la ciega tozudez presidencial de no moderar su lenguaje adjetivador y burdo para cualquier protocolo de asuntos de un jefe de estado.   

 Milei tiene una gran formación profesional y grandes conocimientos en economía.

Sin embargo, una cosa es el conocimiento y otra es la aplicación de ese conocimiento; es decir, **la sabiduría** necesaria para desplegar su conocimiento sin ofender a quienes le prestan sus orejas.     

 Alguna vez, utilizó el término *"mogólico"* para referirse al economista Roberto Cachanosky.      
                                                                                                            
 La Asociación Síndrome de Down de la República Argentina (ASDRA) apuntó entonces contra el candidato a presidente de La Libertad Avanza, destacando que “tildar de mogólico a una persona, no es un insulto, sino un **acto de discriminación sobre niños con Síndrome de Down.”** *¡Tiene razón la ASDRA!*        

Milei no ha prestado atención al desarrollo de esa sabiduría básica y necesaria para el discurso político. De otra forma no se explican las situaciones creadas por él mismo que luego debe padecer frente a sus aliados, ante el pueblo y el mundo. El Jefe (su hermana, que sí tiene desarrollada la prudencia y la sabiduría política) debería explicarle al presi que su discurso y conducta cotidiana tienen perfiles que en política, son equivalentes a un acto suicida…      

*Es claro que el presi, no lo sabe…*

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Daniel de Michele

eljibaro2002@gmail.com


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Sobra conocimiento, falta sabiduría…  

*ahora nuestro amor tiene como el de todos*

*inevitables zonas de tristeza y presagios*

*paréntesis de miedo incorregibles lejanías*

*culpas que quisiéramos inventar de una vez*

*para liquidarlas definitivamente*

*la conocida sombra de nuestros cuerpos*

*ya no acaba en nosotros*

*sigue por cualquier suelo cualquier orilla*

*hasta alcanzar lo real escandaloso*

*y lamer con lealtad los restos de silencio*

*que también integran nuestro largo amor*

**Mario Benedetti, 1976**

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La vida juntos es una sucesión ininterrumpida de liturgias que van mutando como los cuerpos. 

Hay un mito de origen –cómo se conocieron, qué hizo él, qué dijo ella–, y luego de varios ensayos que parecen desencuentros. Los enamorados se pierden en un mar de ojos, duermen abrazados, cocinan juntos, hablan mil horas, y en un tiempo más o menos prolongado tienen un amor y una cama nueva.

Los primeros años, en general, la casa tiene un ambiente. Los ritos se empiezan a configurar: discuten, aprenden, prueban, cambian, alguien asume el cuidado y alguien se recuesta en el otro, encuentran su lugar favorito y descansan en la cotidianeidad desordenada.

Tiempo después, conforme crecen el amor y los cuerpos, quizás tienen una casa nueva, posiblemente tengan niños, una mascota, unas vacaciones breves en algún lugar, y las cosas se ponen complejas. Los delirios de trasnoche se vuelven proyectos, y la vida se organiza en el equilibrio imposible de la rutina diurna y las madrugadas eternas.

Se reacondiciona la casa, se reescriben las ceremonias. Los problemas ascienden por un hilo finito, enmohecen el techo, los tapan y una vez más se abrazan. Seguramente cambien los muebles, tiren los apuntes de la facultad, rompan platos, y la liturgia sea más espaciada en el tiempo: lo que al principio era todos los días a veces les llevaba semanas o meses.

En algunos casos, como el nuestro, el tiempo se hace década, mudamos una vez más de piel y de casa, un nuevo capítulo, más resúmenes de tarjeta, lista escolar y buñuelos de dinosaurio, pero cuando el día termina, los gurises se duermen, los perros del barrio ladran desahuciados y la ropa sin planchar se amontona en la silla, refundamos el amor, volvemos a encender nuestro pequeño rito.



*(Foto: Pinterest)*


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Del amor y los pequeños ritos

No se conoció el contenido de la conversación de inmediato, pero se comunicó que *“los dos argentinos hablaron durante 70 minutos sin necesidad de traducción”.* 

En septiembre de 2023, el Milei descalificó a Francisco en medio de la campaña nombrándolo como *"el maligno en la Tierra que ocupa el trono de la casa de Dios".* También lo acusó de *"impulsar el comunismo"* y lo llamó *"nefasto"* e *"imbécil"*.  Aun así, el Papa y el primer mandatario se reunieron el domingo dejando ver que los insultos y comentarios del año anterior “fueron agua ya pasada bajo el puente”.

En noviembre, Francisco llamó a Milei para felicitarlo por la victoria electoral y el presidente, a su vez, pidió a Francisco que visitara la Argentina.         

 El pasado domingo, el Papa, en silla de ruedas, fue a saludar a Milei después de la misa (nunca antes habían hablado mano a mano). Cuando Francisco quedó frente a él, le sonrió, le tendió la mano y exclamó: *"¡Te cortaste el pelo!".*     
                                                                                                                      
El Presidente pidió disculpas y aceptó haberse arrepentido de sus ofensas, comunicando a Francisco que ya se sentía perdonado. Final y personalmente, preguntó al Papa si podía saludarlo con un abrazo.     

Un Francisco sonriente le respondería: *"Sí, hijo, sí…"*                    

Durante la reunión del lunes, Milei entregó al Papa varios obsequios, exhibidos en el video difundido por el Vaticano: unos alfajores de chocolate negro rellenos con dulce de leche y las galletas de limón preferidas por Francisco, según informó la Oficina de Protocolo. A su vez, Francisco le regaló a Milei su Discurso por la Paz de este año, que llama a regular la inteligencia artificial, y un medallón de bronce inspirado en la imponente estructura de cuatro columnas que cubre el altar de la Basílica de San Pedro. Se consideró posible la organización de una visita papal a la Argentina.    

Cordialidades aparte, ambos se reunieron con la tensión sociopolítica argentina como telón de fondo y mostraron sus conocidas diferencias de enfoque. Milei, defensor a ultranza del libre mercado, abogando por un recorte radical del gasto público, una política amplia de privatizaciones y una intervención mínima del Estado. Francisco, por su lado, basó buena parte de su labor pastoral en criticar las derivaciones económicas y medioambientales del neoliberalismo y abogó constantemente para que los poderes públicos protejan a los más vulnerables.

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Daniel de Michele

eljibaro2002@gmail.com

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El argentino que insultó al Papa

1) El INDEC la calcula cada 6 meses tomando como base los ingresos de las familias y estableciendo una línea de corte, por debajo de la cual, se es pobre. En el primer semestre del 2023, se informó que el 43,4% de las personas se hallaban bajo la línea de pobreza y el 9,3% debajo de la de indigencia. La indigencia refiere a hogares que no cuentan con ingresos como para cubrir una canasta de alimentos capaz de satisfacer un umbral mínimo de necesidades  energéticas y proteicas, denominada Canasta Básica Alimentaria (CBA). Esos datos de pobreza siguen por encima de los de prepandemia.

2) Los censos, cada 10 años informan valores de Pobreza Multidemensional. Este marcador informa además de los ingresos, acceso a educación, salud y vivienda.  

En los últimos 40 años es interesante analizar cómo varió esta pobreza con los cambios políticos.

El informe del INDEC del segundo semestre de 2021, en tanto, mostró que la pobreza fue 37,3% y la indigencia en 8,2%, inferiores a igual período del año anterior, pero aún por encima de los niveles registrados previos a la pandemia.

En 2022, la pobreza fue del 36,5% en el primer semestre, mientras que el segundo semestre llegó al 39,2%. 

Finalmente, en el informe del INDEC la pobreza estimada para primer semestre 2023 fue del 43%. 

**Evolución de la pobreza:**
 
En los 40 años de democracia la pobreza mostró subibajas intercalados; fue una noticia dolorosa. Duele porque interpela a la democracia y a nosotros mismos, como ciudadanos que elegimos un sistema político para conducir a una  nación. La generalización mas tentadora para los autoritarios sería avalada por estos hechos  y su síntesis aparecida en alguno de los peores cartelones que se han visto: “Esta democracia produce pobres”. Para ser honestos al fijar la vista en la evolución de la pobreza, deberíamos aceptar que la curva ha despegado del piso en democracia como un avión iniciando su despegue.

Sin personalizar las responsabilidades del desastroso aumento de la pobreza/indigencia, no queda más que admitir el fracaso de una política económica en democracia que últimamente parece abrazar (atrapar sería el verbo adecuado) a la Argentina con toda su fuerza y no soltarla.

Este destino descendente a los infiernos de la política no es seguido por ninguno de nuestros vecinos de la América Latina. Sin mucho esfuerzo y sin sangre (afuera de los cuerpos), han doblegado a la inflación y han dado prosperidad a sus pueblos, controlando la pobreza y la indigencia.

No nos hemos dejado asombrar por esta diferencia creciente con nuestros amigos geográficos y políticos.  Es que todos sabemos cuál es la razón de que a nadie en América Latina le ocurre con la economía lo que nos ocurre a nosotros.

Nuestros dirigentes no tienen la honestidad necesaria para administrar un país sin meter su mano en lo colectivo y quedarse con cosas que no les pertenecen y los enriquecen. En la honestidad con la economía y la coherencia con las políticas, está la diferencia. El país se ha empobrecido, pero eso no le ocurrió a ninguno de nuestros políticos.

La pobreza es solo para los laburantes, los jubilados y los desocupados...

(Fuente: Chequeado.com)






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Hundiéndonos en la pobreza

Con ancestros ligados a Alejandro Magno y al mismísimo Aquiles, es considerado uno de los grandes generales de su época.

Decidido a expandir su territorio, conquistó parte de Macedonia y Tesalia, hasta definir su objetivo más ambicioso: la República Romana. Para sorpresa de los italianos, logró vencerla en su propio terreno en dos ocasiones, pero con tantas pérdidas entre sus filas, que su poderío fue decayendo hasta ser vencido y expulsado de la península.

Una de esas batallas transcurrió en cercanías de la actual comuna de Áscoli Satriano. Tras dos días de intensos combates, Pirro se alzó con la victoria, pero a un costo demasiado alto: perdió 3500 soldados, incluidos varios de sus oficiales más importantes. Se dice que el general triunfador, al ver estos resultados, expresó: “Otra victoria como ésta y volveré solo a Epiro”.

Desde entonces, suele utilizarse la expresión *victoria pírrica o a lo Pirro* a cualquier aparente triunfo logrado a un costo demasiado alto. 

Estos ribetes tuvo para el gobierno nacional la aprobación **en general** de la ley “Bases…”, que los medios popularizaron como “ley ómnibus” por la apabullante cantidad de artículos que contenía.

El primer costo conferido tiene que ver, precisamente, con el articulado: los 664 ítems iniciales quedaron reducidos a **menos de la mitad (224)**. Muchos de ellos ya habían sido retirados antes de la votación de la semana pasada: todos los artículos referidos al capítulo fiscal, el sistema de actualización de jubilaciones, financiamiento político, ley de pesca y temas de seguridad, fueron algunas de las primeras concesiones.

Milei también tuvo que aceptar la reforma del primordial artículo sobre la declaración de emergencia -limitada ahora a seis áreas: administrativa, económica, financiera, de seguridad, tarifaria, y energética-, y de los que hacían referencia a biocombustibles y entes de la cultura.

Pero aún con estos *soldados* caídos, la batalla legislativa no está ganada: todavía quedan varios temas para negociar/discutir en el transcurso de los próximos días, cuando la ley ómnibus –a esta altura reducida casi a una combi- sea tratada **en particular,** con varios diputados que ya anticiparon sus disidencias en cuestiones como las facultades delegadas, las privatizaciones y el sistema previsional, entre otras. Y todavía falta su tratamiento en el Senado.

Más allá de las lógicas expresiones de júbilo por parte del mileísmo y sus aliados, lo cierto es que para que la ley “Bases…” sea finalmente aprobada queda todavía un largo camino por delante, donde las negociaciones y concesiones –cuya existencia evidente se empeña en negar el Presidente- serán moneda corriente.

A nadie –salvo a neófitos recién llegados al ámbito político- debería sorprender la situación descripta. De esto –también- se trata la democracia y el funcionamiento de la república: de discusiones y acuerdos entre sectores que representan diferentes posturas y facciones –y *fracciones*- del electorado, es decir, de los argentinos.

Pretender que tal cosa no ocurra es, además de ilusorio, peligroso: habla de un autoritarismo rayano a la tiranía propia del monarca, no de un presidente. Y es más quimérico incluso si se recuerda que el capital legislativo propio del Gobierno ronda apenas el 30%, y que el porcentaje restante que gusta ostentar proviene, más que de la adhesión incondicional a sus propuestas, del profundo rechazo generado por las gestiones anteriores.

Aquél Pirro de Epiro cometió un error fatal en su épico objetivo de derrotar a los poderosos ejércitos romanos. Estaba convencido de que, al hacer pie en la península italiana, las ciudades que habían sido sometidas por el Imperio iban a prestar su apoyo. Esto nunca ocurrió, ya que los pobladores no avizoraban grandes chances de que el rey griego pudiera tener éxito en el futuro próximo, más allá de sus ocasionales victorias.

La historia siempre enseña. Tener sensatez a la hora de calcular la propia fortaleza y ser conciente de los costos a pagar, son cualidades fundamentales para decidir las batallas que librar y, sobre todo, la manera de llevarlas adelante.

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**Juan Manuel Fabricius**

Licenciado en Periodismo y Profesor de Educación Primaria. Director y cofundador de Radio Municipal Villaguay

juanmanuelfabricius@gmail.com



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Pirro y las batallas del Gobierno

Don Viterbo y Don Zenón se conocían desde niños. La familia Roca vivía al lado del viejo molino harinero de don José de la Cruz Rodríguez, mi bisabuelo. Zenón y Viterbo eran como hermanos de crianza, y a esa amistad se la transmitieron a sus hijos: Los Rodríguez consideraban a los Roca parte de su familia. 

Zenón era descendiente de la familia del general Julio Argentino Roca, y era un vecino muy conocido en la zona de Lucas Sud 2º. Fundó uno de los almacenes de ramos generales de la zona: el almacén “Las Margaritas" –según datos recopilados fue por 1945–. 

La casa familiar estaba al lado del negocio, recuerdo a doña Lidia Álvarez, su esposa, sentada en un sillón a la sombra de los árboles, que me recibía con una gran sonrisa y un abrazo diciendo: “Nidia, la nieta de Viterbo. ¡Sos tan parecida a tu abuelo!”. Siempre amable y rodeada de alguno de los 12 hijos que la acompañaba, por lo general el querido Pepe, o su hermano don Juan Avendaño, y en algún lugar del patio el famoso loro de los Roca, que cuando alguien llamaba a la puerta gritaba y decía muy clarito: “¡Mamita viene el novio!”.

El almacén era el más concurrido, el centro comercial de la zona, llegaban vecinos de las colonias y de las estancias a llevar el surtido de alimentos y vender, por ejemplo, la producción de huevos y pollos que en esos tiempos se enviaban por tren a Buenos Aires. Tenía de todo para la venta: fideos, harina de maíz, harina de trigo, azúcar, sueltas al peso o en bolsas por mayor. Había ferretería, desde un martillo hasta una olla o tazas y platos, algunas telas, artículos de mercería y lanas para tejer, y una vitrina de madera y vidrios donde se agolpan los niños para elegir masitas, caramelos y pastillas de menta, toda una fiesta en aquellos años para un niño del campo. 

En los primeros tiempos, traían la mercadería en carros tirados por caballos, y en el camión de Roca después. En época de lluvias se trasladaba en los carros que trabajaban en la zona, los Valenzuela, los Castillos, los Velázquez, Barreto, Sosa. 
Con el tiempo Zenón se fue retirando y quedó en el negocio un hijo, Chacho. Cruzando la calle, estaba la carnicería de Cornelio (el “Negro” Roca), famosa en la zona por la calidad de las carnes y por la atención personalizada –fue del “Negro” al pincipio y después Don Avelino Rodríguez, tío político de los Roca, casado con una hermana de ellos–. 

Don Avelino vivía muy cerca, en la esquina de don Quinteros, el alambrador. Era el padre de “Negra” Moren, y abuelo de “Beto” y Eliseo. El “Negro” compraba las vacas a los vecinos de la zona, también vendía carne de ovejas o corderos de producción propia, o adquiridos a los vecinos, que a veces saldaban la cuenta de la libreta con la venta de algún animal. 
Ambos comercios eran el centro de reunión de los vecinos, que después de hacer las compras se reunían a tomar algo y conversar de los acontecimientos del país y de la zona. Siempre recuerdo a don Albornoz, el encargado de la estancia “Itatí” –de doña Victoria Romero–: llegaba por las tardes, tomaba asiento en un sillón y la gente se acercaba a saludar con respeto, como se estilaba antes. Recuerdo acercarme con mi abuelo o con mi viejo a saludar, me sonreía y decía: “dile a ‘Chacho’ que te sirva una naranja y masitas”.
En un tiempo trabajó en la atención del almacén una cuñada de “Chacho”, hermana de su esposa, una mujer muy simpática y atractiva. Los muchachos de la zona comenzaron a visitar el lugar para verla, dando lugar a bromas: “Este no viene a comprar, este viene a recrear la vista”. Con el tiempo se casó con un hermano de “Chacho”, y ahí cambiaron las bromas: “Se casó la chica linda, ¿a qué venís ahora?”, y el aludido respondía: “Vengo a ver si trajo otra cuñada, tiene varias y todas lindas”. 

Llegaban al almacén los colonos rusos alemanes de la zona en los carros playeros con una larga lista de "los encargues" en un papel de estraza, que se usaba en la época para envolver. La nota era un poco complicada para leer, porque venía escrita en una lengua que mezclaba el castellano y el alemán, que los Roca ya conocían. 

Las compras eran de acuerdo a las ventas realizadas en esos días: si en la colonia había pasado el comprador de plumas de ganso hasta venían las mujeres a comprar telas, o algo para la casa. El surtido era como un trueque: llevar mercadería de acuerdo al valor de los huevos, pollos y quesos que traían para vender. 

También podían comprar con libreta: se anotaba la compra de almacén con un acuerdo verbal de cuándo se comprometían a pagar, con la venta de la cosecha, de lanas, o de algún animal que tenían a engorde. Nadie faltaba a su palabra de pagar la libreta. 

Para fin de año eran famosos los almanaques por la calidad y belleza, que aumentó cuando se agregó un surtidor de combustibles, ya los almanaques vinieron más grandes, con 6 o 12 hojas. “Chacho” siempre me reservaba uno, ¡con un gato bien bonito! 

Frente al almacén vivía don Evaristo Roca, hermano de Zenón, casado con Matilde Andrade, hermana de Lidia, la esposa de Zenón. Doña Matilde era una de las buenas modistas de la zona, muy apreciada por su trabajo. Tuvieron cinco hijos: tres mujeres y dos varones. Evaristo se dedicaba a criar animales y le gustaba mucho salir en sulky. Era de película verlo arriba del vehículo impecable, con esas ruedas rojas brillantes y la yegua tordilla, "la rosa blanca" la llamaba él. Viajaba muy gallardo con pañuelo blanco al cuello, como se usaba en esa época.

También había una escuela en el mismo predio, cruzando la calle, donde llegaban niños de la zona en sulky, a caballo o caminando. Recuerdo al maestro Arce, que se casó con una hija de don Zenón, un tiempo después fue maestra otra hija, Beatriz (la “Bachi”), que se casó y vivía frente de la escuela. 

Para recaudar fondos a beneficio de la escuela se hacían bailes en el patio del almacén. La música era con discos de temas variados y orquesta, donde se daban citas todas las familias de la zona. Era todo un acontecimiento social, donde se reunían a conversar tomar algo y comer.

En la escuela se realizaban las elecciones. En el edificio votaban las mujeres y en carpas debajo de los árboles los hombres. Algunos venían a votar por la tarde y se quedaban para esperar los resultados de las mesas, se formaban lindas reuniones y hasta los militares tomaban un descanso para hablar con los vecinos.

La anécdota de don Zenón con mi viejo fue sobre los carneros que le regaló. Un día el “Negro” le dijo: “Dice papá que te quiere regalar tres carneros, que vengas a elegir y te los lleves”. Mi padre estaba saliendo de una estafa, vendió 75 vacunos y no se los pagaron, Zenón quiso darle un incentivo, ánimo para superar el disgusto.

El colectivo “El Caburé” pasaba dos veces por día, a la mañana de San Salvador a Villaguay y a la tarde el recorrido inverso. Paraba todos los días para bajar pasajeros y para dejar encargues: una carta, un documento de importancia, un regalo para un cumpleaños o casamiento. Algunos clientes esperaban el paso del colectivo para llevar algún pasajero que bajaba ahí y tenía que llegar a una de las Estancias o casas de la colonia.

Con el tiempo cambiaron las generaciones, “Chacho” se retiró, quedó un hijo a cargo, llegó la electrificación rural –un gran progreso para la zona–, y un nieto veterinario de Don Zenón se integró a la zona ejerciendo su profesión y agregando una veterinaria a un lugar con tanta riqueza ganadera. Según datos recopilados la Comisaría comenzó a funcionar en el año 1994 al lado de la escuela. 

Don Zenón falleció de una afección al corazón, que venía de hacía unos años atrás. Mi abuelo falleció en 1969, y creo que él dos años después. Estos son algunos de mis recuerdos de la familia Roca, y quedan muchos más. Invito a los descendientes y amigos que quieran hacerme llegar sus comentarios, esto lo escribí en honor a la amistad de Zenón y Viterbo.

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Don Zenón Roca: homenaje al amigo de mi abuelo Viterbo Rodríguez

Consideró además "muy saludable que el ministro de Economía, Luis Caputo, haya puesto en un lugar central a la cuestión fiscal", en línea con lo que ya había hecho el presidente Javier Milei. Al  mismo tiempo para los primeros meses del próximo gobierno advierte que los políticos “deben hacer las cosas correctamente" durante lo que parece ser un año muy complejo hacia delante.

Pero también se mostró optimista: "Con unas buenas gafas se puede ver la luz del futuro", añadió.

Grinman exigió que los políticos "hagan las cosas correctamente" y argumentó que "si la oposición va a ser oposición por el simple hecho de oponerse, Argentina es inviable".

"Argentina es un país con extraordinarias posibilidades de futuro, pero no es un país normal, porque un país normal no podría tener más del 40 por ciento de pobreza e indigencia, con toda la riqueza potencial que tenemos aquí", afirmó.

La advertencia de Grinman fue atemorizante: "Los primeros 6 meses de 2024 van a ser terribles y la inflación estará peor, gobierne quien gobierne…"

El gobierno tiró sobre la mesa del Parlamento un proyecto de ley, verdadera encomienda política que no hay quien pueda revisar en su totalidad y menos en el escaso tiempo del que se dispuso. Se propone un debate sobre la “Ley Ómnibus”, lo que implica revisar el andamiaje legal completo de la Argentina. El pedido, mete mano en casi todas las leyes conocidas y vigentes hasta la fecha.  

El proyecto de Milei, que también busca privatizar docenas de empresas y ampliar sus perfiles ejecutivos en asuntos económicos, fue aprobado por estrecho margen en tres comités del Congreso la semana pasada. 

Sin embargo, el grupo del partido gobernante retrasó su debate y el viernes pasado, el ministro de Economía anunció que el gobierno retiraba su capítulo fiscal para suavizar el paquete de desregulación.

El capítulo fiscal del proyecto de ley, que según Caputo se eliminaría por completo, incluía aumentos de impuestos sobre las principales exportaciones, como los derivados de la soja, los cereales y el maíz.       

El gobierno también está dejando de lado una reformulación planificada de las pensiones y un aumento del impuesto sobre la renta. O sea, está facilitando su aprobación. Dentro del plazo mencionado en el título, los líderes políticos autores del ómnibus, acuerdan en que no sería finalmente posible el tratamiento de semejante paquete de reformas. Esta capacidad para retroceder antes la inviabilidad en el tiempo de un proyecto, junto a la hiperactividad mostrada por los nuevos integrantes de las cámaras legislativas, son -según mi modo de ver- las dos novedades más notorias en relación a la dinámica del Congreso anterior.

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Daniel de Michele

eljibaro2002@gmail.com



‘Los primeros seis meses de 2024 van a ser terribles’

Actualmente resido en un país en guerra, situación incómoda para quienes hemos luchado por la paz.

En un período de conflicto bélico, son cambiados los patrones que estructuran al ser humano, sus relaciones sociales, afectivas, económicas.

Para Freud la guerra es un fracaso de la civilización.

La guerra implica un cambio de deberes y derechos, una dislocación de propósitos, una ruptura de hábitos y creencias.

Prima la incertidumbre y a pesar de ello se debe continuar con las tareas cotidianas, como si el peligro no existiese.

Mientras tanto la violencia, las muertes, los secuestrados, son un desafío para transitar la incertidumbre.
Y frente a la incertidumbre, ¿cómo afrontar la adversidad?

Es importante desarrollar resiliencia para adaptarse, no como un mecanismo automático, sino como una conducta para superar los obstáculos.

La resiliencia incluye conductas y acciones que pueden ser explicadas por un aprendizaje. No es una característica innata de la naturaleza del ser humano.

Solamente quien experimenta dificultades y adversidades, puede desarrollar capacidades para adaptarse a situaciones diversas con resultados positivos por diferentes caminos, a través de un estudio, la música, la literatura, etc.

Freud sostiene que la guerra es un desborde de la pulsión de destrucción, lo natural, expresa el padre del Psicoanálisis, será apelar a su contrario: al Eros: vida, dinamismo, supervivencia.

El pueblo judío a lo largo de su historia de vida nómade, conoció el odio, la persecución, la barbarie, hasta que logró tener un Estado, el Estado de Israel, al cual es necesario defender y librarlo de los enemigos que acechan.

La situación desencadenada en octubre ha sido inédita, en un lugar en el cual muchos judíos de distintos continentes vinieron a construir una Patria nueva.

Hoy los kibutzim están devastados y en su lugar se construyen Paseos de Recuerdos de una fecha perversa.

Y en estos tiempos de incertidumbre es necesario hacer frente a los desafíos que suscita la guerra, con la esperanza que pronto se recupere la paz perdida

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**Beatriz Raijer, psicóloga**

Ha sido profesora de diversas Universidades entre ellas: Universidad Nacional de Córdoba, Instituto Beit Iaccob, de México y Gordon College Haifa, Israel.


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Tiempos de incertidumbre

*La casa tenía un patio enorme que olía a gramilla recién cortada. Sobre el tejido del sur se recostaban un galpón gris, cuatro pinos y una montaña de escombros donde siesteaban chicharras y yararás. Hacia el este, un tejido largo abollado a pelotazos descubría el frente, y a un lado reverdecían los paraísos, al otro la canchita y la vereda resbalosa*

Nuestra infancia en los ’90 transcurrió en un paraje rural, perdido en el centro norte de la provincia de Santa Fe. Nuestro padre era agricultor, nuestra mamá, “maestra de campo”. Después de vivir en lo de nuestros abuelos paternos, primero en una casa, luego en otra, a principios de la década pudimos tener una propia. 

*El límite norte se dibujaba con medio tejido intacto y un pedazo de tapial endeble que se forraba de hortensias. Un tapial que se caía con las tormentas. Ahí no había enredaderas ni juegos, solo la posibilidad cierta y temible de que un montón de ladrillos se despegaran en bloque. Cada pedazo que se derrumbaba, laboriosamente se reconstruía.*

Vi a mi mamá, durante aquellos años, viajar con nosotros 15 kilómetros todos los días, para dar clases, sacar el auto del barro, gestionar un comedor escolar, forrar cuadernos, crear una escuela secundaria. La vi batallar, como a muchas otras mujeres, aturdida de situaciones complejas, de sus alumnos y de sus hijos.

Vi a mi papá ensayar una y mil recetas para que las cosas le salieran bien en el campo, probar un cultivo y otro, arrendar por acá y sembrar por allá, fundirse cuando vino la piedra en el ’96 y aplastó todo, sacar un préstamo y otro. Vi cómo, en diez años, las preocupaciones y los problemas económicos se llevaron a mi viejo a sus 42, en marzo del 2000. 

*Frente a la casa estaban la capilla y el campo abierto. Una hilera de eucaliptus y los teros gritando trazaban el infinito corredor por donde el viento norte rodaba llevándose la ropa tendida, cubriendo de polvareda el rosal, azotando los postigos días y noches. Entonces, sentados al reparo caliente del techo de zinc, nadie veía el derrumbe silencioso de los ladrillos raquíticos, del vulnerable portland.*

Treinta años después, le toca a nuestra generación criar a sus chicos en medio del temporal, trabajar en dos o tres laburos para llegar a fin de mes, tomar decisiones difíciles en el medio de la incertidumbre, para asegurar lo mejor para ellos. Lo que vi de mis viejos, ahora, cabalmente, lo entiendo: sus pesares y sus desacuerdos, pero también su amor y el tiempo que siempre nos dieron.

En la experiencia que relato, que aunque es personal e intransferible probablemente sea similar a la de muchos, siento que hay, sin embargo, una diferencia brutal con los ‘90s, y es que aquello que vivieron en ocho o diez años, nosotros lo estamos experimentando en menos de un mes, y no hay perspectiva cercana de que esta caída se frene. 

Todos los días me levanto con la expectativa de que le vamos a encontrar la vuelta, un rato después una nueva medida económica o política me devuelve a la incertidumbre, a pensar en asuntos mezquinos y horribles, y saco fuerza de donde puedo para terminar mis tareas, para tirarme al piso a jugar con mis hijos.

*Un día después del vendaval, bastaba asomarse al ventiluz de la cocina para ver el gris oscuro de la mezcla sosteniendo la estructura imposible de los bloques naranjas apilados en vertical, la forma frágil y ensayada de sucumbir al ventarrón y volver a levantarse* 

Pienso, también, que mi angustia tiene privilegios, que aún tengo trabajo y maneras de sacar adelante esta situación. Pero, ¿cuántos vecinos, cuántos compatriotas tienen esa posibilidad? ¿Por cuánto tiempo? ¿Cómo vamos a acomodar nuestros ladrillos, recuperar las certezas en nuestra cotidianeidad completamente desorganizada? ¿Qué vamos a hacer esta vez para *reconstruir el tapial,*  para que nadie quede en el camino?




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La vida en medio del constante vendaval

La información llegó a todos a través de la prensa y no de la Legislatura.

Es ingeniosa –aunque perversa- la idea de designar personal legalmente, que en verdad no cumple con su presencia diaria, depositando sus haberes en el banco de la misma provincia. Se trata de personas reales, que no realizan tarea alguna. Un grupo de cómplices reciben las tarjetas de débito correspondiente a cada uno del personal designado y con ellas, retiran el dinero de un cajero automático mes tras mes.

Un hombre sin hogar da aviso a la policía de que algo raro ocurría con un cliente sacando plata de las máquinas (mucha plata) y la guardaba en un bolso. La policía no acudió de inmediato.

*“La historia se complica aún más debido a las últimas decisiones judiciales. Dos camaristas resolvieron anular el caso contra “Chocolate” Rigau, argumentando que la policía había actuado de manera inapropiada al detenerlo sin una orden de un fiscal“,* afirmó. ¿No fue in fraganti?

La única cosa digna y legal que el estado provincial produjo alrededor de esta estafa en la Legislatura bonaerense, fue dar de baja a los designados cuyos salarios mensuales iban a parar a la caja de la política. Nadie sabe aún con demasiada exactitud la antigüedad de la maniobra para lograr cuantificar el monto real del robo. Aparentemente hay años de esas operaciones ilegales (documentadas en videos). Las conclusiones son pavorosas:

1-	Es probable que más de una organización política esté involucrada en la maniobra.

2-	El organismo que construye el andamiaje legal de la provincia, delinque robando a través de un ex empleado de la propia Legislatura.

3-	Es obvio que la Oficina de Personal de la Legislatura ignoró o nunca detectó la ausencia cotidiana de cerca de 50 trabajadores por meses/años

4-	Los encargados de la administración han falsificado la identificación de empleados

5-	El Banco –quien emite la tarjeta de cobro- ha sido involucrado al menos *“de prepo”*

6-	No aparecen a la fecha ni los presuntos ideólogos del robo.

7-	Se teme que en otras legislaturas provinciales la maniobra también exista.

Votamos legisladores para ordenar el estado a través de la formulación de leyes. Sabemos que están bastante bien remunerados como para necesitar algún *“extra”.*  No es aceptable que esta gente se involucre en robos al propio estado mes tras mes, vaya uno a saber por cuántos años! Chocolate Rigau solo fue un operario en esta maniobra de hurto…

Creo que **la Legislatura le debe una disculpa a la población que la constituyó**, apoyando cada una de sus integrantes con un voto de confianza.

La población la está esperando.

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Daniel de Michele

eljibaro2002@gmail.com



Hecha la ley, vamos con la trampa

“Desde que era chiquitito vengo escuchando que ‘hay que sacrificarse en aras del futuro’, a los políticos diciendo ‘les pedimos un esfuerzo hoy, para que mañana seamos la Argentina potencia que soñaron nuestros mayores’, o ‘un pequeño sacrificio hoy, para que nuestros hijos hereden mañana una patria grande’, y que estamos fundidos y no tenemos un mango”, recitaba el cómico.

“El lema nacional siempre ha sido ‘jódanse hoy, para disfrutar mañana’, y uno pone el hombro, pero el futuro se *pianta* y jamás lo podemos alcanzar”, resumía con divertido pesar.

Aquel “mañana” que reiteraba Bores hace casi cuarenta años, hoy vuelve y se estira, sin tapujos. El propio Presidente Milei afirma, sin medias tintas, que la inflación podría bajar “en un año y medio o dos años”, y que el objetivo es que el país se parezca a Irlanda… en 45 años. Aunque aclara que “dos tercios de esas mejoras se verán en 15 años”.

La actualidad, en tanto, repite el relato de Tato: el reiterado “no hay plata” del León revive viejos discursos de otros tiempos y gobiernos que el lector recordará, como “hay que pasar el invierno”, “estamos mal pero vamos bien”, “es hora de ajustarse el cinturón” y tantos más.

En el fondo el mensaje es el mismo y tiene orígenes ancestrales, que van desde el viejo mito del paraíso perdido al que algún día volveremos, la promesa de una tierra nueva tras atravesar el largo desierto, o la utopía de un mundo mejor que requiere dolorosos sacrificios.

Gran parte de la ciudadanía parece aceptar esta sentencia como algo inevitable, lógico, razonable. Heredan tal vez el legado de aquellos abuelos inmigrantes que nos inculcaron la necesidad del sufrimiento, las penas y las privaciones, para alcanzar el objetivo de una vida digna.

¿Qué distancia separa esta visión de aquella recordada de Javier González Fraga, ex presidente del Banco Central durante el menemismo, y luego ex presidente del Banco Nación en tiempos de Macri, quien señaló: “Le hicieron creer a un empleado medio que podía comprar celulares, motos e irse de vacaciones”?

¿Cuánto habrá que sacrificar, hoy, para mañana merecer comprarse una motito, o pasar una semana en la costa? ¿Las privaciones son para todos, o sólo una parte de la sociedad está condenada a pagar el alto precio de poner las cuentas en orden?

Los votantes que escucharon a Milei decir que el ajuste lo pagaría la casta comienzan a desilusionarse al notar que las boletas de cobro tienen, hasta ahora, sus propios nombres. Lo están pagando cuando van al súper, cuando cargan nafta, cuando ven venir la escalada de tarifas de servicios. 

Desde otras veredas alertan manejos espurios por parte de poderosos grupos empresarios en las medidas que se pretenden implementar, que apuntan directamente a su beneficio y a incrementar sus fortunas. Aun no se observa en qué medida este provecho pueda derivar en mejores condiciones para la economía de la gente común.

Es necesario que, hasta que lleguen los prometidos frutos del esfuerzo, el gobierno comience a dar señales efectivas de que el sacrificio vale la pena. Hay sectores que no tienen las fuerzas suficientes para atravesar desiertos, ni más agujeros para hacerle al cinturón.

El domingo pasado un periodista inquirió a Milei acerca de las críticas por el extenso tiempo de espera que propone para ver las mejoras. El Presidente respondió: “La maratón son 42 kilómetros, y se arranca con el primer paso”. Siguiendo su analogía, valdría repreguntar quiénes son los que deberán correr, por cuánto tiempo, y qué pasará con aquellos que ya no puedan continuar.

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**Juan Manuel Fabricius**

*Licenciado en Periodismo y Profesor de Educación Primaria. Director y cofundador de Radio Municipal Villaguay*

juanmanuelfabricius@gmail.com




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Una maratón hacia la tierra prometida

Estas leyendas nórdicas fueron retomadas por John Ronald Reuel Tolkien, el autor de *El Señor de los Anillos*, que incluyó a los orcos en su saga, aunque modificando sus características para adaptarlos a su trama.

En sus libros, los *orcos* son seres poco inteligentes, miserables y deformes, que odian todo lo que existe, corrompidos por el poder del demonio para luchar desde el caos y la oscuridad contra la luz y el orden, en la disputa por tomar el poder de la *Tierra Media.*

Este es el concepto que eligió el ex presidente Mauricio Macri, en medio de su creciente apoyo al actual primer mandatario Javier Milei, para denominar a las personas que se movilicen y protesten en contra de las medidas que tome el gobierno nacional. La analogía tuvo éxito y ya son muchos los defensores oficialistas que la replican en sus discursos.

Si Juan Bautista Alberdi viviera, no se sorprendería. El quizás más notable teórico liberal que tuvo nuestro país, citado en innumerables ocasiones por el propio Milei, expresaba así una de sus críticas a los “liberales argentinos”: “El liberalismo como hábito de respetar el disentimiento de los otros es algo que no cabe en la cabeza de un liberal argentino. El disidente es enemigo; la disidencia de opinión es guerra, hostilidad, que autoriza la represión y la muerte”.

En la vereda de enfrente de los orcos están, al decir del Presidente, los argentinos de bien, caracterizados básicamente por defender, o al menos no criticar, cualquiera de las decisiones que tome el primer mandatario, sin importar cuánto afecten los ideales republicanos, la soberanía de la patria o el propio bolsillo.

*Orcos y argentinos de bien* es la nueva grieta nacional. Como toda grieta, es extrema, irracional, y falaz. El problema, como en todas las fisuras, es la gente que cae en el medio sin querer aferrarse a ninguno de los bordes.

Hace algunos días entrevisté a un importante comerciante local que, aún a costa de sus ganancias, cree que debería haber ciertos productos -alimentos principalmente, pero también algunos artículos de limpieza y de primera necesidad-, cuyos precios debieran ser protegidos por el Estado, no liberados a merced del impiadoso mercado. Incluso, perteneciendo a una familia de consignatarios de hacienda, entiende que la carne es un consumo cultural de los argentinos y habría que disponer de ciertos cortes para consumo interno a valores populares, no los inalcanzables del comercio internacional. 

Estoy seguro de que no se considera a sí mismo un *orco,*  y sospecho incluso que ha votado por un cambio, al igual que tantos otros que observan con preocupación algunas determinaciones sobre el rumbo del país.

Quizás deberíamos volver a leer a Alberdi, el autor de aquellas “Bases…” que sirvieron de inspiración para nuestra Constitución Nacional, y también para denominar a la ley “ómnibus” que envió el Presidente Milei al Congreso. En sus textos, el intelectual tucumano sentenciaba que “la división del poder es la primera de las garantías contra el abuso de su ejercicio”, mientras anticipaba que la no intervención estatal no podría funcionar si se trataba de apoyar con fondos estatales la realización de obras públicas por contratistas privados cercanos al poder, o el salvataje de bancos y grandes fortunas.

Al mismo tiempo, y si bien tomaba como referencia al liberalismo económico de Adam Smith, Alberdi reconocía el lugar insustituible del Estado para equilibrar las asimetrías y corregir las desigualdades vinculadas a la distribución de la riqueza.

En su último mensaje del año, el Presidente eligió finalizar con estas palabras: “Que Dios bendiga a los argentinos y que las fuerzas del cielo nos acompañen”. Que así sea, y que este nuevo año que comienza sea mejor para todos, incluyendo *orcos* y argentinos de bien.

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**Juan Manuel Fabricius**

*Licenciado en Periodismo y Profesor de Educación Primaria. Director y cofundador de Radio Municipal Villaguay*

juanmanuelfabricius@gmail.com


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Alberdi, los orcos y los argentinos de bien

No hay consenso universal en cuanto a su extensión. Para algunos son los primeros cien días; para otros, el semestre inicial; para los más optimistas, el primer año.

La expresión proviene de una costumbre de hace más de cuatro milenios, cuando era tradición obsequiar miel a la pareja de recién casados, entre cuyas propiedades se presumía la fertilidad, para que pronto pudieran concebir. Lo de “luna” refiere al tiempo estimado para que este deseo se cumpla: un mes, es decir, un ciclo lunar. 

El vértigo de la actualidad parece estar en sintonía con esta breve duración: no hay tiempo que perder. Así lo habrá pensado el Presidente Javier Milei, que a diez días de asumir lanzó un decreto con 366 artículos que consideró necesarios y urgentes.

Rápidamente surgió el debate en torno a la pertinencia de semejante paquete, que envuelve tanto la privatización de todas las empresas del Estado como la modificación del Manejo de Fuego; y pone la derogación de la Ley de Tierras junto a la desregulación de los servicios de internet satelital, entre tantas otras definiciones. Claramente, ni son lo mismo ni tienen todas idéntica urgencia y necesidad.

Al mismo tiempo, se pone en discusión la conveniencia de que medidas de tamaña envergadura se dispongan por decreto presidencial sin permitir su tratamiento en el Congreso Nacional, que sólo puede aprobarlo o rechazarlo, pero no modificarlo.

Para Milei no hay dudas: la gravedad de la situación económica lo amerita, y la legitimidad que le dio la voluntad popular lo habilita –en su concepción- a saltar las vallas de la burocracia constitucional. Después de todo, afirma ser el elegido de las “fuerzas del cielo” y como dice aquella antigua expresión, vox populi, vox Dei (la voz del pueblo es la voz de Dios). La gente ya le otorgó su voto de confianza.
La cuestión –y aquí es donde las aguas se dividen- es qué representa ese voto. 

Que nuestro país se llame República Argentina no es casualidad. Hemos elegido el sistema republicano de gobierno, que se basa en la división, el control y el equilibrio entre tres poderes: el Legislativo, que legisla, es decir, redacta las leyes; el Ejecutivo, que las ejecuta, o sea, las concreta; y el Judicial, que las interpreta, las hace cumplir a través de sus sentencias.

Lo que hizo el Presidente Milei es tomarse atribuciones que la Constitución reserva para el Congreso, y decidir, sin debate parlamentario y en un solo decreto, lo que considera necesario y urgente para el país.

Si está bien o mal es un debate moral que cada uno intentará resolver. ¿Defender la República es nuestra obligación como ciudadanos, o un lujo del que podemos prescindir en tiempos de crisis? ¿El voto que consagró a Milei pone límites a su accionar, o es una carta blanca para que resuelva por cuenta propia lo que es mejor para todos?

Gran parte de la sociedad considera que la situación amerita la rápida toma de decisiones, cualesquiera que sean y sin preocuparse por las formas, con tal de salir de la angustia que le provocan las necesidades y urgencias que más le importan: las propias. 

Más que un cheque en blanco, se parece a un pago a crédito cuyo interés aún se desconoce. No sabemos cuál es el precio final a pagar, pero son muchos los dispuestos a aceptar la compra a ciegas.

Un proverbio árabe señala con crudeza: “En el matrimonio, la primera luna es de miel; las siguientes son de hiel”. Lo necesario es que nuestros próximos meses no sean tan amargos. Y lo urgente es que nuestros gobernantes encuentren soluciones para evitarlo.

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Juan Manuel Fabricius

*Licenciado en Periodismo y Profesor de Educación Primaria. Director y cofundador de Radio Municipal Villaguay*

juanmanuelfabricius@gmail.com



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La República, entre necesidades y urgencias

Símbolos anclados en el invierno, como los muñecos de nieve, el hielo, los frutos rojos, los abrigos pesados, los trineos y animales típicos de zonas frías, no lograran jamás  hacernos olvidar que nuestra Navidad ocurre en medio de un calor cada vez más abrasador y agobiante. La contradicción ni nos preocupa...           

Los medios de comunicación y la cultura popular, a menudo influenciados por las tradiciones occidentales, desempeñan un papel importante en el formato de nuestras celebraciones. Hay infinidad de películas, libros, canciones e imágenes asociadas con la Navidad y todas se ambientan en una tierra helada de maravillas que se ha enraizado en nuestra percepción y festejo de la fiesta. 

Dicho esto, ha habido una tendencia creciente en los últimos años para adaptar las celebraciones navideñas en el hemisferio sur, al clima local. Algunas personas optan por incorporar elementos más veraniegos, como tener decoraciones temáticas de la playa u organizar fuego y asado al aire libre. Esto les permite disfrutar de la temporada de vacaciones de una manera que parezca como más apropiada. 

Un ejemplo casi único, es la tradición en Australia y Nueva Zelanda, geografía más al sur que casi todo asentamiento humano. 

El clima cálido añade un giro refrescante a la temporada festiva, permitiendo actividades al aire libre y comidas en la playa. Aunque puede diferir de lo que muchos están acostumbrados. La Navidad en el hemisferio sur es una deliciosa mezcla de tradiciones e innovaciones que promete una temporada memorable y alegre.

En conclusión, la Navidad en el hemisferio sur trae un giro único a las vacaciones. 

Con las celebraciones abrazadas por el sol en medio del clima cálido, es un momento para disfrutar al aire libre y alegrar la vida de una manera diferente: desde barbacoa en la playa a disfrutar de bebidas frías y frutas exóticas. Así que, si usted está usando ojotas en vez de botas de nieve, o ve un decorado de palmeras en lugar de pinos, abrazarse el calor y la alegría que esta temporada trae, le sería placentero. 
En lugar de relajarse junto a la chimenea con chocolate caliente, los australianos y neozelandeses están aprovechando el clima cálido con asado, fiestas en la playa y festividades al aire libre. El espíritu de la festividad sigue siendo el mismo, pero el telón de fondo y las costumbres encarnan el estilo de vida relajado  del hemisferio sur, el que habitamos…Use ropa ligera nomas. No habrá nieve ni ciervos…  
 Solo amerita cuidarse del calor y la inflación.

¡Feliz Navidad, amigo lector!

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Daniel de Michele

eljibaro2002@gmail.com



Navidad, calor e inflación

Por un lado se verifica un despertar del instinto gregario y todos queremos estar cerca de la familia. Los renos, pinos blancos, frutas invernales, trineos en la nieve tirados por renos arrastrando al gordo de Papá Noel son íconos invernales absurdos en nuestro hemisferio en el medio de un calor infernal. Sin embargo, nadie cuestiona estos íconos de las fiestas claramente anclados por siglos en el hemisferio norte. Es más, deseamos tenerlos a la vista. Está dejándose ver una estrategia ancestral de los políticos; las peores noticias se comunican en estas épocas, cuando las personas están más dispuestas a vacacionar, a distenderse y celebrar la Navidad y el Año nuevo.

A los adultos mayores, nos cuesta recordar algún verano completo en paz. El receso laboral, escolar  y administrativo levanta el humor del ciudadano medio, predisponiéndolo a descansar y celebrar.  Comunicar las peores noticias  en enero, viene de la mano de que un verano que viene con la anestesia ciudadana puesta. Es como si todo doliera menos... La estrategia  es tan antigua como la patria: permítanme usar una cronología para demostrar  por qué deberíamos temer al verano.

a. La deuda externa argentina nació en verano cuando un 2 de febrero de 1825, Inglaterra *(Baring Brothers)* le prestó 1.000.00 de libras esterlinas a Don Bernardino.    

b. Nuestro amorío con el FMI nació en febrero de 1958, cuando Arturo Frondizi obtuvo el primer crédito.

c. Krieguer Vasena (dictadura de Carlos Onganía) también logró un crédito del FMI en el  verano de 1967.

d. Raúl Alfonsín debió acudir al FMI en diciembre del año 1987

e. En febrero de 1988 los *carapintada* tomaron cuarteles de Villa Martelli, Buenos Aires.

f. En enero de 1989 ocurre la toma de *La Tablada* por los militares.

g. En enero de 1989 ocurrió un brote hiperinflacionario impresionante.

h. En enero de 1990, nace el *Plan Bonex* y el *corralito financiero*

i. El 3 de enero de 1990 se dispuso la venta de Aerolíneas Argentinas.

 j. El 28 de enero de 199, Domingo Cavallo pone en marcha la Convertibilidad.

 k. El 1 de enero de 1992, María Julia Alzogaray interviene SOMISA para privatizarla.   

l. En enero de 1993 se privatiza Gas del Estado (con un dipu-trucho votando por SI)

ll. En enero de 1999, Carlos Korach informa que se piensa dolarizar la economía.

 m. El 8 de enero del 2000 el FMI exije un ajuste más profundo.

 n. El 9 de enero del 2000, el FMI apoyó la Convertibilidad.

ñ. El fin de año del 2001 ocurrió la acefalía y la sucesión de De la Rúa

 o. El 6 de enero de 2002 el Parlamento termina con la paridad cambiaria por ley
           
A los últimos 20 años del 2003 a 2023, los hemos vivido  y sabemos que viene un verano que se muestra bien caliente. Creo que cumpliremos con la norma no escrita del código político argentino: *lo mas jodido para la gente común de nuestro país, debe hacerse en los eneros veraniegos...*

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Daniel de Michele

eljibaro2002@gmail.com


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Hay que pasar el verano...

Los fenómenos climáticos ocurridos en la última semana en nuestro país, y particularmente lo acontecido en Bahía Blanca –por la dimensión de la tragedia–, y lo que vivimos en nuestra ciudad y en la región, en el marco de las condiciones de El Niño, nos exigen para los tiempos venideros, atender las alertas oficiales, y ser empáticos y solidarios con lo que atravesamos como comunidad.

Las condiciones impuestas por El Niño se declararon, para nuestro país y la región, desde septiembre pasado, y permanecerán imponiéndose sobre nosotros por algún tiempo más, según los reportes del Servicio Meteorológico Nacional y otros entes especializados. Entre sus implicancias, explican, “se incrementa el riesgo de inundaciones, crecidas de ríos, tormentas intensas, entre otros impactos” (*)

En la madrugada del miércoles pasado, una violenta tormenta, de características nunca vistas para muchos de nosotros –los debates acerca de si fue tornado, huracán, supercélula, o el nombre técnico que quieran asignarle, probablemente no aporten nada en este momento de urgencias–, se abatió sobre Villaguay con severas consecuencias materiales en viviendas, clubes, comercios, escuelas y edificios públicos. 

El sábado por la tarde, un fenómeno muy similar –así lo atestiguan, por ejemplo, la velocidad registrada de los vientos y las imágenes captadas por videoaficionados– pasó por el sur de la provincia de Buenos Aires con trágicas e irreparables pérdidas de vidas humanas. 
Aun considerando la tristísima situación en la que quedaron sumidos más de 200 hogares en nuestra ciudad, y lo difícil y extensa que será la reconstrucción, cabe preguntarse qué hubiese ocurrido si la tormenta se desataba en horario laboral y de comercio, con la gente en la calle, en actividad, con los alumnos en las aulas y los chicos en los clubes. Es contrafáctico pensarlo, y no me atrevo a describir algo que no pasó, pero sí creo que nos debe poner en alerta.

Frente a los eventos, nuestra comunidad sacó lo mejor de sí misma: los vecinos colaborando entre ellos, organizando colectas; las parroquias conteniendo; los socios ayudando en sus clubes; los medios de comunicación difundiendo los avisos y el estado de situación; los artistas convocando eventos solidarios; las fuerzas nucleadas en Defensa Civil ayudando a los afectados; las cuadrillas municipales asistiendo en los barrios y los funcionarios gestionando soluciones.

Sin embargo, también hubo vehículos que cortaron las cintas de peligro en calles que habían sido clausuradas por la municipalidad o los vecinos por riesgo de electrocución o caída de postes; otros que pasaban raudamente por la calle sin considerar que el agua que levantaban entraría en la casa de los vecinos, y –sobre todo– numerosas manifestaciones cargadas de desprecio en las redes (anti) sociales.
Las situaciones que experimentamos y lo que nos depara el futuro –no solo por lo climático– nos exigen empatía con lo que viven todos los que conforman la comunidad, independientemente del barrio en que residan, la religión que profesen, o la preferencia política que tengan; y solidaridad con quienes necesitan ayuda, y también con quienes están haciendo su trabajo.

Pero además, es necesario estar atentos, para que podamos cuidarnos entre todos. Para ello, se hace preciso –a mi modesto entender–, encontrar algún mecanismo local que emita alertas oficiales, con un mínimo margen de tiempo, que le permita al estado prever situaciones de semejante magnitud y disponer los recursos necesarios para afrontar la situación, y que mantenga informados a los vecinos para que resguardemos a nuestras familias y nuestras cosas, en la medida de nuestras posibilidades.

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(*) *“¡Llegó El Niño! Se declaró el comienzo del fenómeno en Argentina: ¿qué impactos tiene en el clima?”, publicado en smn.gob.ar, 3/09/23*

Foto: Prensa municipal Villaguay




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Empáticos, solidarios y atentos

Y para elevar las sensaciones estamos a punto de celebrar un año de ese Mundial que tantas alegrías nos dio, y otras tantas emociones que son casi inevitables en este contexto que nos ofrece y nos regala diciembre, cada vez que ese reloj temporal de la vida se pone a cerrar un ciclo más. 

Pero entiendo que este diciembre es muy especial y nos pone en un contexto de incertidumbre, cuando el advenimiento de un nuevo Presidente debería depositarnos indefectiblemente en el escenario mismo de la “esperanza”, como motor principal para afrontar lo que viene. 

Ineludiblemente la gente buscó un cambio y se manifestó de manera clara en esa caja de pandora y súplicas que son las urnas. Indefectiblemente los aires nuevos empiezan a refrescar los rostros y las ilusiones de tantos argentinos que ya nos dan más, de tantos hermanos que ven como una utopía caprichosa el simple hecho de llegar a fin de mes, que ven como una “cosa” inalcanzable el vestirse o progresar o simplemente comer… Por eso este diciembre es incierto y raro, porque estamos con la emoción de una nueva era política en casi todos los estrados, pero con el temor de que las cosas sigan poniéndose difíciles para los laburantes, y todos los que honradamente caminan la vida simplemente. 

Por eso creo sentir un pensamiento colectivo, casi una petición a que esa incertidumbre se transforme en algo tangible, en algo que nos motorice y nos permita encaminarnos hacia ese tiempo anhelado y hasta proyectado cada vez que volvemos a depositar ese preciado tesoro que es la confianza en quienes nuevos o repetidos, vuelven a tomar el timón tantas veces ultrajado de esta querida Nación.  

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                  Walter Godoy - Conductor de radio y TV., músico y escritor        


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Incierto

**40 AÑOS** no es nada, diría si llevamos esta frase a la canción, pero sin duda es mucho y es poco, es el tiempo de una joven democracia que aunque la elijamos sobre todas las cosas sigue marcando un "grieta" que parece ensancharse a veces y enquistarse otras.  

 Tal vez sea el momento de preguntarnos qué nos ha dejado esta democracia y qué cosa hemos manchado o ensuciado de esta democracia. 

 Preguntarnos quiénes se sirven de esta joven democracia y quiénes parecen enquistarse y perpetuarse en sus beneficios y en las arcas buscando el fruto de sus propios intereses. 


**40 años** pasaron del final de aquella nefasta dictadura que se llevó tantos hermanos, de aquel genocidio camuflado y de las mentiras de aquellos militares que creían que a través del terror podían gobernar o a través de la mentira desesperada de Malvinas podían mostrar una credibilidad que ya estaba obsoleta y terminada. 

 **40 años** pasaron de aquellas postales de un pueblo levantando banderas argentinas limpias de sangre en cada rincón de la nación y en una Plaza de Mayo donde el recordado Raúl Alfonsín elegido por el pueblo comenzaba a escribir junto a cada alma otra historia eterna y convencida para esta Argentina querida. 

 **40 años** que sin dudas nos han marcado y donde han ocurrido cosas buenas y malas, pero también cosas tristes y otras llenas de algarabía.  

 **40 años** donde ganamos mundiales, donde golpeamos cacerolas, donde también murieron hermanos, donde el pueblo salió tantas veces a la calle. donde apareció un Papa argentino, donde hubo Cromañones, revueltas del campo, fútbol violento.. y hasta policías acuartelados en su justo reclamo y también hubo lavados de dinero, políticos corruptos… y mucho más, alegrías y tristezas que nos hacen resignar a veces y crecer otras tantas, pero sobre todo aprender a discernir. 


Vuelvo a decir que es una fecha especial para celebrar internamente desde la conciencia misma, porque como dice mi  amiga Choli…  

*"Democracia es igual a libertad, y libertad es igual a libre pensamiento, libre acción y libre decisión nada mas y nada menos…  Tomando este concepto entenderemos y corregiremos tal vez varias cuestiones que siguen haciendo "agua" en esta materia tan querida y controvertida a la vez que es la libertad y el método que elegimos para vivirla en plenitud que es nuestra querida democracia, que como bien lo dice su significado, no es otra cosa que el "poder del pueblo"*… y cuando políticos y gobernantes entiendan esto realmente, podremos empezar a escribir todos juntos la verdadera historia grande de un país en libertad. 

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                      Walter Godoy - Conductor de radio y TV., músico y escritor        


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40 años 

Amén de la singular biografía de Bonaparte, su existencia transcurre en una Francia surgida tras abolir –y pasar por la guillotina- a la monarquía absolutista gobernante, y otorgar el poder a los republicanos revolucionarios, para luego terminar consagrando a un emperador “popular” y más tarde, a una monarquía constitucional, a la que sucedería otro reinado, depuesto éste por una nueva revolución.

Aquél pendular movimiento de la sociedad francesa de fines del S. XVIII y principios del XIX pareciera tener hoy sus correlatos en recientes sucesos de la actualidad política occidental, en los que, a la hora de votar, las masas parecen fluctuar entre posiciones radicalmente opuestas, generando fuertes “golpes de timón” en los objetivos de gobierno que desafían cualquier posibilidad de mantener a flote una política de Estado.

En Argentina el discurso del cambio, en su versión más reaccionaria, fue también protagonista en los comicios recientes. En pocos días asumirán sus funciones nuestros mandatarios electos y empezará entonces a disiparse la incertidumbre que hoy nos rodea, que ya no es quiénes gobernarán, sino cómo lo harán.

Serán los primeros pasos en un camino espinoso: pocas veces en su historia el país ha presentado un panorama social tan dramático, con millones de personas por debajo de la línea de pobreza y trabajadores cuyo sueldo no les garantiza una mínima calidad de vida.
Quienes asumirán la desafiante tarea de gobernar deberán tener tan buena memoria como sus gobernados, para no volver a cometer otra vez los errores ya conocidos. El director de orquesta puede ser nuevo, pero hay partituras cuya melodía ya escuchamos, y no han estado a tono del bienestar de la gente.

Si se empeñan en mantener los beneficios y la impunidad que identifican a esa clase política privilegiada que el Presidente electo en campaña llamó “la casta”, si continúan existiendo los empresarios prebendarios ligados a la obra pública que se llenan los bolsillos en desmedro de las calidades de vida que debieran mejorar, si se sigue agrandando la enorme deuda externa que condiciona generaciones enteras frente a sus acreedores internacionales, si se intenta combatir la agobiante inflación con fórmulas de demostrada ineficacia o con resultados catastróficos para la gran mayoría, si el tiempo pasa y las mejorías no llegan, no habrá margen para excusas.

Tal vez no sea del todo justo que un nuevo gobierno cargue con todo el peso de las frustraciones pasadas, ni que la impaciencia acumulada haga girar más rápido las agujas del reloj. Pero el pueblo no entiende de injusticias salvo las que sufre en carne propia, ni de más paciencia que la que su bolsillo –y su estómago- pueden soportar. Y a su manera, pedirá explicaciones cuando las soluciones no aparezcan.

El buen desempeño del Ejecutivo podrá inspirar una senda de progreso y bienestar, y con ella una muy probable continuidad de su gestión. Pero ese beneficio es mínimo en comparación al costo de un traspié: otro fracaso volverá a inclinar la balanza para el lado opuesto, y a esta altura es cada vez más difícil predecir cuál será el carácter y el peso de una nueva decepción

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Juan Manuel Fabricius

*Licenciado en Periodismo y Profesor de Educación Primaria. Director y cofundador de Radio Municipal Villaguay*

juanmanuelfabricius@gmail.com



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Napoleón, los nuevos gobiernos y la balanza pendular

El problema más grave del país era la pesada carga de la deuda pública que se había acumulado como consecuencia de los elevados déficits fiscales que se arrastraban desde 1995. Los tres caminos posibles eran los siguientes: 

**1-Provocar una «dolarización» forzosa de la economía,** para eliminar la incertidumbre sobre el sistema de cambio fijo entre el peso y el dólar. Esta opción fue lanzada por el Gobierno de Carlos Menem en enero de 1999, aunque el proyecto finalmente no prosperó.

**2-Defender la convertibilidad a rajatabla,** reduciendo el gasto público, reestructurando la deuda y aplicando medidas que favorecieran la competitividad de las empresas argentinas, ya fuera restringiendo las importaciones o eliminando impuestos y cargas sociales. Referenciar el valor del peso a otras monedas además del dólar (como el euro o el real). 

**3-Devaluar el peso** para poder financiar los déficit fiscales con emisión monetaria e impulsar políticas keynesianas que favorecieran una rápida recuperación de la economía. El 20 de diciembre de 2001, De la Rúa renunció, se trepó al helicóptero en la terraza y nos quedamos mirando al cielo. Afortunadamente, el vice, Rodríguez Saa lo sucedió, solo que duró una semana...

 Como se ve, parecemos un trencito de esos que dan vueltas en círculos esquivando las dificultades del camino durante más de 20 años. Todo vuelve, la historia es la misma pero siempre peor… Permitamos que el nuevo presidente asuma su rol y proponga su programa de gobierno. Ha obtenido un elevado porcentaje de los votos. No habrá facilidades por el camino. Pero  tampoco se ha obstaculizado con huelgas, paros, tomas ni cortes de calles al gobierno que nos trajo hasta aquí.

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Daniel de Michele

eljibaro2002@gmail.com


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Wikipedia informa / Milei asume Hechos y similitudes que no son opiniones del autor

Saltó a la fama en los Estados Unidos con su primera colección de escritos. Criticó la expresión “Altos estudios” afirmando que.“...*todo lo que realmente necesito saber, lo aprendí en el jardín de infantes”.* 

Contó que *«Siendo ya anciano me di cuenta que ya sé la mayor parte de lo que hace falta para vivir una vida plena. Y sé también que no es tan complicado”. “Lo he sabido desde hace mucho, muchísimo tiempo”.* Aquí está mi credo:

*“Todo lo que hay que saber sobre cómo vivir y qué hacer y cómo debo ser, lo aprendí en el jardín de infantes”.“La sabiduría no estaba en la cima de la montaña de la universidad, sino allí, en el arenero”.*          
       
*“¿Qué tan elevados están los altos estudios si no pueden enseñarlos a vivir plena y sanamente?”*

*“Estas son las cosas que aprendí”:*

- Compártelo todo 

- Juega limpio.

- No le pegues a la gente.

- Vuelve a poner las cosas donde las encontraste.

- Limpia siempre lo que ensucies.

- Pide perdón cuando lastimes a alguien.

- Lávate las manos antes de comer.

- Sonrójate.

- Las galletas calientes y la leche fría son buenas.

- Vive una vida equilibrada.

- Aprende algo y piensa en algo.

- Dibuja, pinta, canta, baila, juega y trabaja cada día un  poco.

- Duerme la siesta.

- Cuando salgas al mundo, ten cuidado con el tráfico.

- Tómate de las manos y no te alejes.

- Permanece atento a lo maravilloso.

- Recuerda la pequeña semilla en el vaso, las raíces bajan y la planta sube y nadie sabe realmente cómo ni por qué, pero todos somos así.

- Los peces de colores, los ratones blancos e incluso la pequeña semilla del vaso, todos mueren y  nosotros también.

Todo lo que necesitas saber está allí, en alguna parte. La regla de oro, el amor y la higiene básica. La ecología y la política, la igualdad y la vida sana...

Toma cualquiera de estos ítems y aplícalo a tu vida familiar o a tu trabajo, a tu gobierno o a tu mundo y se mantendrá verdadero, claro y firme. 

No importa cuán viejo seas, al salir al mundo es mejor tomarse de las manos y no alejarse demasiado...»

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Daniel de Michele

eljibaro2002@gmail.com



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Jardín de infantes vs altos estudios

“La mente del hombre, cuando nace, es como un papel en blanco, sin ideas”, expresaba el inglés.

No es en absoluto casual que Javier Milei repita el mismo término como un mantra. Locke es considerado el padre del liberalismo, aquel que afirmaba la libertad del individuo y propugnaba la limitación de los poderes del Estado, representando la lucha de la burguesía contra la nobleza y el clero. Solo hay que oír las frases de “achicamiento” estatal y “anti casta” del presidente electo para encontrar exactamente los mismos preceptos.

Pero el uso que le asigna Milei no tiene que ver con la mente del recién nacido sino con otra expresión bien conocida por todos. En el decir popular, a lo que él denomina tabula rasa se le suele decir de otra manera: “Borrón y cuenta nueva”, para graficar que hacemos a un lado lo acontecido y comenzamos de nuevo, sin considerar lo pasado.

Invocar la tabula rasa es la estrategia discursiva de Milei (Presidente) para dejar atrás las insultantes expresiones que Milei (candidato) utilizó en el pasado reciente para referirse a eventuales contrincantes de la arena política y salir airoso, proponiendo alianzas estratégicas de gobernabilidad.

Así, los agravios destilados contra Patricia Bullrich, el papa Francisco, Mauricio Macri o Luis “Toto” Caputo, quedan cancelados en su particular percepción, habilitando nuevos puentes de diálogo y acuerdo que hasta hoy son transitados gustosamente por sus vilipendiados interlocutores.
La pregunta que surge es si el concepto de tabula rasa será solo aplicado a reconciliaciones personales con futuros funcionarios o aliados políticos, o si implica al mismo tiempo un borrón y cuenta nueva de algunas de las columnas centrales de su discurso electoral y de las ideas centrales de su propuesta, como las promesas de dolarizar la economía y cerrar el Banco Central, que parecen ir perdiendo vigor a medida que resuenan los nombres de quienes pueden ocupar  los cargos más importantes del futuro gabinete.

El borrador que pasó por la pizarra que se escribe en el Hotel Libertador parece incluir también a muchos de sus ex consejeros, ahora reemplazados por el oportuno asesoramiento del ex presidente Mauricio Macri, que cree ver en el próximo inquilino de la Casa Rosada a un discípulo, o cuanto menos al aliado mejor predispuesto para llevar adelante sus proyectos inconclusos.

En el capítulo 25 llamado “Segundo tiempo”, de su libro titulado Para qué, el líder de Juntos por el Cambio –si es que aún existe esa coalición- anticipaba cómo sería un eventual segundo mandato suyo. 

Las coincidencias son abrumadoras: achicar el Estado; reducción drástica del gasto público; despidos masivos en la repartición pública; privatizaciones o eliminación de empresas públicas; apertura irrestricta de importaciones, y hasta alusiones directas a la “cirugía mayor sin anestesia” implementada por Carlos Menem y Domingo Cavallo en los ‘90.

Asoma un interrogante cuya respuesta la dará el paso del tiempo: ¿Lo que inicia el 10 de diciembre es la innovadora administración de un outsider de la política, o el regreso encubierto –y más vigoroso- de una gestión que busca su revancha?





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